A continuación tenéis una recopilación de breves reseñas de las películas que he visto en febrero. Si queréis estar al día del cine que voy viendo a lo largo del mes en lugar de esperar a estas entradas, seguidme en Twitter o Letterboxd.
Próximamente volveremos la vista atrás en el tiempo para hablar de un videojuego apenas conocido de Nintendo 64.
Infierno bajo el agua (2019) ★★★½
Es la mejor película de terror de cocodrilos que he visto nunca. ¡Y eso que no sale ningún cocodrilo!
Hay sustos, mucha tensión, sangre y, para variar, incluso te importa lo que pueda pasarle a los protagonistas, concretamente que acaben siendo descuartizados por un animal antediluviano al que no es justo que la naturaleza haya dado unas mandíbulas repletas de dientes y capaces de ejercer una fuerza de casi 270 kg por cm².
Además, gracias a esta cinta he aprendido que nada arregla más rápido una relación entre padre e hija que quedarse atrapados en un sótano inundado, durante un huracán, en compañía de voraces caimanes floridanos.
Incluye perrete.
Los caraduras (1977) ★★★
Un monstruoso camión y un Trans Am tienen que transportar cerveza de contrabando de Texas a Georgia en un tiempo récord. Las fuerzas de la ley y el orden los persiguen.
Entretenida y desenfadada comedia para los aficionados a: las pelis de carretera con persecuciones absurdas, Burt Reynolds y su bigotón, la música country, Sally Field, los sombreros vaqueros, y la cultura de la América redneck.
Debería haberse titulado Granujas a todo banjo.
Nicky, la aprendiz de bruja (1989) ★★★★
Una historia sencilla y tierna sobre el paso a la madurez de una brujita encantadora que monta un pequeño negocio de reparto a domicilio. Entrañable a más no poder y bonita de principio a fin. Sus paisajes me producen la misma sensación que contemplar lienzos de Monet y la música es deliciosa. No habían pasado diez minutos de película y ya tenía una sonrisa de oreja a oreja y una sensación de paz y felicidad por dentro. Eso es magia. Ojalá no acabase tan de repente.
Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (2017) ★★★
Es entretenida y tiene ritmazo. Aunque puede discutirse su valor como adaptación cinematográfica del mito artúrico (¿sería justo decir que no vale un pimiento?), quizá los amantes del género de espada y brujería puedan encontrar un lugar en su corazón para apreciar esta revisión descarada y un tanto macarra de la leyenda de Excalibur. Los elementos característicos del cine de Guy Ritchie y la épica e imaginería de Frazetta no deberían encajar tan bien, y solo por eso ya debería tenerse en cuenta como curiosidad dentro del catálogo de la fantasía heroica.
Hellboy (2019) ★★★
Quiero pensar que en alguna fase de la producción hubo una película de Hellboy que era un estallido atronador de sangre, ruido y fuego: puro heavy metal llevado al celuloide. Pero al resultado final le falta la chispa que separa las películas de culto del mero entretenimiento.
Bumblebee (2018) ★★★
Vergüenza debería darle a Di Bonaventura Pictures pervertir la revolucionaria visión de Michael Bay poniendo la dirección de la sexta entrega de Transformers en manos de Travis Knight. Atrás quedan todos los elementos que hicieron grande esta saga: la violencia gratuita y confusa, el humor de patio de colegio, los personajes sin carisma ni personalidad... ¡incluso nos han arrebatado la cosificación de las mujeres! ¿Y qué nos dan en cambio? Una pequeña película de acción con corazoncito en la que la dinámica entre los protagonistas es lo que verdaderamente importa, la acción entretiene y la nostalgia funciona. Qué desperdicio.
Lo que esconde Silver Lake (2018) ★★★★
Heteróclita y extraña, diferente y original; una película multitonal y difícil de encajar en un género, cine neo-noir a la vez que thriller y comedia, que divierte, inquieta, intriga e incluso provoca momentos de intenso pavor. Tiene ecos de Lynch y Hitchcock, y una magnífica banda sonora de tinte clásico que podría haber compuesto Bernard Herrmann. Me ha absorbido como pocas cintas lo hacen y quisiera ser lo bastante inteligente para descifrar todas sus claves.
Rápida y mortal (1995) ★★½
Sam Raimi dirige una película del Oeste entretenida, con un ritmo impecable y un reparto estelar, pero que, quizá por respeto a los clásicos, cae en demasiados clichés para dejar poso en este género tan pródigo. La historia es básica y los personajes son simples, estereotipos con apenas un rasgo definitorio, y el tono no está bien manejado. Aunque la cinta pretende tomarse en serio a sí misma, los movimientos de cámara característicos del director, unidos a la cinematografía propia de un telefilme, la arrastran inconscientemente hacia la frontera con la parodia. Al menos siempre es un deleite ver a Gene Hackman haciendo de malo.
Dragon Quest: Your Story (2019) ★★★
¿Se puede condensar un JRPG de cuarenta horas en una película de hora y media? Ja, ja. NO. Pero su ritmo frenético no deja tiempo para distraerse ni aburrirse, así que mucho menos para pensar en qué tiene sentido o deja de tenerlo (spoiler: poco lo tiene). Además, pese a haber diluido el estilo de Akira Toriyama hasta hacerlo casi invisible, merece la pena ver esta película al menos por lo bonita y colorida que les ha quedado.
Os gustará si sois mínimamente aficionados a esta saga de videojuegos y no os molesta el fanservice.
Eso sí, el giro final es de poner los ojos en blanco o al menos enarcar una ceja.
Space Truckers (1996) ★★
Mala, cutre y protagonizada por un Dennis Hopper abúlico que estaba ahí solo para poner la mano. Y, sin embargo, tiene algo que la aleja de la mediocridad absoluta; y ese algo es un diseño de producción llamativo y elaborado, a años del luz del resto del filme. Quién sabe lo que hubieran podido molar los "mutantes" si la película hubiera tenido más presupuesto que el dinero invertido por el Getafe Club de Fútbol en su cantera el año pasado.
En sus mejores momentos, Space Truckers me recuerda a los cómics de 2000 AD; en los peores, a una visita al proctólogo. Pero ¿en cuántas cintas vais a ver cerdos cuadrados o a Charles Dance poniendo en marcha su pene cibernético como si fuera una lancha motora? Solo en esta.
Superman (1978) ★★★★
Pese a la ingenuidad de algunas escenas, lo tebeístico de ciertos diálogos y ese final tan delirante en el que Superman convierte la Tierra en una peonza para retroceder en el tiempo, Richard Donner realizó la mejor versión del Hombre de Acero que hemos disfrutado en la gran pantalla. Él y Christopher Reeve no solo nos hicieron creer que un hombre podía volar, sino también, como dice Marlon Brando en el filme, guiar a la humanidad hacia la luz.
Desayuno con diamantes (1961) ★★★
Desde la primera de muchas apariciones de Mickey Rooney transfigurado en un insultante estereotipo chino (¡minuto tres!), supe que habría partes de esta película que se me harían muy cuesta arriba. No me equivocaba. Sin embargo, incluso prescindiendo de analizar determinados aspectos bajo un prisma moral acorde a nuestros tiempos, este clásico no es para mí. Funciona como reflejo inocente, casi ingenuo, del cambio social que se estaba viviendo en los Estados Unidos, y reconozco su valor cinematográfico; pero la historia que cuenta no suscita mi interés: demasiado blanda e incluso dispersa.
Destacaría, no obstante, el carisma arrollador de Hepburn y Peppard, que tienen ese brillo característico de las estrellas de las postrimerías de la edad de oro de Hollywood, imposible de impostar, así como la banda sonora de Henry Mancini, cuyo Oscar por la canción Moon River fue más que merecido. Aparte de eso, tal vez el gato.
Phoenix Wright: Ace Attorney (2012) ★★
Como película, es un desatino tonal que pone el acento dramático en los personajes equivocados y dura más de la cuenta. Como adaptación de un videojuego que calificaría de despiporre multicolor, parece un fanfilm protagonizado por cosplayers que creyeron que una versión más desaturada, fría y amusical del título de Capcom sería un acierto. Se equivocaron.
Magnolia (1999) ★★★★½
Quizá lo mejor que puedo decir de una película de tres horas que veo por primera vez (y que sin duda tendré que ver de nuevo para poder apreciar sus matices) es que me ha mantenido inmerso en su esfera de ficción desde el primer plano hasta el último. No había nada que pudiera distraerme de esta obra maestra. Ya podrían haber estado cayendo ranas del cielo que no habría apartado la mirada del televisor. El guion de Paul Thomas Anderson es impecable y se apoya en unas interpretaciones magistrales, con momentos de extraordinaria trascendencia y una intensidad dramática constante, sin altibajos. Incluso cuando el filme aminora el ritmo, el tren sigue recorriendo las vías de esta montaña rusa emocional.
Aún tengo que madurar mis reflexiones, pero qué viajecito.
Súper empollonas (2019) ★★★
A Olivia Wilde no solo le quedaban estupendas las mallas de neón en Tron: Legacy, sino que en su debut como directora demuestra un tino envidiable para crear un retrato divertido, simpático y hasta cierto punto realista de esa extraña etapa que marca el fin de la adolescencia. Y aunque la trama es pura fórmula, predecible punto por punto, los personajes están bien construidos, rehuyen los tópicos y es fácil que te caigan bien, sobre todo las coprotagonistas, que son dos nerds como dos soles.
La cinta es más entrañable que gamberra y más ocurrente que delirante; pero así es como debe ser, porque esta es una comedia sobre la entrada en la madurez, y no una oda al desmadre. En otras palabras: más John Hughes y menos John Landis.
En todo caso, a partir de cierta edad, creo que la única forma que tiene uno de conectar con las películas de adolescentes es a través de la nostalgia. Y a mis treinta y seis años tengo muy claro que este género no está hecho para mí. Por lo tanto, podéis ignorar mi opinión y buscar la de alguien que pueda meterse en la película en lugar de analizarla desde el Pleistoceno.
Warcraft: El origen (2016) ★★★
Sigo sin saber qué problema le ve la gente a esta película para que tenga un miserable 28 % en Rotten Tomatoes. ¿A lo mejor hay que haber jugado al World of Warcraft para odiarla y a mí no me llegó el memorando? ¿O es que al tratarse de la adaptación de un videojuego se decidió que era mala por pura inercia?
La cinta de Duncan Jones está tan cerca de ser una obra maestra como el director británico de que le encarguen a estas alturas una secuela tardía; pero es al cine lo que la Dragonlance es a la literatura fantástica: un pastiche entretenido y por momentos espectacular que se hace el favor de no tomarse en serio a sí mismo y que nunca olvida que los personajes son el alma de la historia.
Y además sale el chalado de Travis Fimmel con unas hombreras en las que podría aterrizar un grifo. ¿Qué más queréis?
Gracias por compartirlas
ResponderEliminarA mi la de Warcraft me pareció muy entretenida, y con un CGI sobresaliente.
ResponderEliminar"Heteróclita". Me la apunto. Ya había leído la mayoría en Twitter, pero se agradece poder leerlas seguidas. Y queda claro que no tienes niños. Cuanto tiempo disponible! Qué envidia! Te dejo, que me voy a recoger a los niños de clases de circo (ahora esta de moda).
ResponderEliminarCrawl mola, cortita y contundente, a ver si nos sirve para recuperar al Aja, que lleva unos años perdidísimo.
ResponderEliminarCon la del Rey Arturo no pude, me espantó, sobre todo por esa manía que tienen de querer montar una franquicia entera en la primera película, dejando un engendro arrítmico con escenas y tramas que no van a ningún sitio (la Momia es otro buen ejemplo). Deberían tomar nota de cómo lo hicieron en Marvel, con una película fundacional, Iron Man, que funciona perfectamente como unidad, y una escena postcréditos de UN MINUTO donde dejan la semilla de la posible franquicia.
Hellboy bien, pero deja ese poso de intrascendencia que comentas (algo que, seamos sinceros, también le pasaba a las de Del Toro).
Under the Silver Lake todavía no he decidido si me gustó o no, pero sí que volveré a verla, lo que es un punto importante a su favor.
Magnolia es una de mis películas favoritas de la vida, la veo mínimo una vez al año y me sigue fascinando como el primer día (qué coño, yo creo que me gusta incluso más).
Booksmart efectivamente es Hughes bien entendido, rodada con un cariño tremendo a ese cine y a sus personajes; de lo que más disfruté el año pasado.
Con Warcraft coincidimos. En serio, ¿tan mala la veis? Adolece de lo mismo que el Rey Arturo, mogollón de elementos metidos a lo bruto para desarrollar en secuelas, pero se me hizo muy simpática. Lástima que no vaya a pasar de aquí.
Rapida y mortal me gustó en su momento, para echar el rato.
ResponderEliminarWarcraft me resultó entretenida, si bien no he jugado al Wow(si al primer Warcraft de estrategia)
Warcraft me parece una mas que digna adaptación de videojuego. Quizás, el problema esté en que abarca demasiada trama para una sola peli, pero vamos, tampoco me parece un horror al nivel de Super Mario Bros.
ResponderEliminarLa del Rey Arturo...es que de Guy Ritchie me gustán mas sus pelis de gangsters, aunque la del Tio de Uncle me pareció entretenida.
La de Bumblebee está muy guay. Lejisimos de las chorradas de Michael Bay.
Aquí a Kiki se la renombró por Nicky, por... por razones...
ResponderEliminarSaludos
Comento sólo las dos que he visto.
ResponderEliminarBreakfast at Tiffany's: La vi hace tiempo, recuerdo que me aburrí bastante, a lo mejor es porqué de joven era impaciente i necesitaba acción y creo que mucho de eso la peli no tiene.
Warcraft: Una peli con una trama simple y previsible, pero ligeramente entretenida, le doy un cinco, está aprobada, no se puede quejar.