En términos generales, puedo medir cuánto me gusta un libro en función del tiempo que tardo en leérmelo. Si me lleva un día y la razón de que me lo haya ventilado tan rápido no es que mi vuelo sale con retraso, esto suele significar que he disfrutado como un enano. Si me lleva más de un mes..., digamos que lo que hicieron los nazis en Berlín el 10 de mayo de 1933 estaría justificado.
Pues bien, así a bote pronto diré que he tardado casi tres meses en terminarme Cujo, y el único motivo por el que no me ha llevado más tiempo es porque me leí las últimas cincuenta páginas del tirón en el cuarto de baño mientras el café solo hacía su magia.
Por si os interesa, el problema no es que la novela esté mal escrita, que no lo está, o que sea muy densa, que no lo es, o que la trama se desenvuelva torpemente, que no es el caso. El problema es que el argumento solo me parece medio interesante para una película de serie B producida por una compañía de poca monta, como Sunn o TAFT... o algo que suene igualmente poco memorable. Sería una mezcla de Beethoven y La matanza de Texas. Os hacéis una idea, ¿no?
Si no, no pasa nada, porque la película ya existe y la dirigió el realizador de La joya del Nilo. Stephen King dice que es una de sus adaptaciones favoritas. Yo digo que no es peor que el libro.
La historia nos traslada -jamás lo adivinaríais- a Maine y, más, concretamente a Castle Rock, un pueblecito ficticio que el autor ya había utilizado en La zona muerta y que recuperaría por segunda vez en La tienda. Ambos libros son más entretenidos que Cujo, así que si podéis escoger, haceos un favor y no elijáis este.
En el pueblo, viven dos familias muy distintas, pero igualmente disfuncionales, los Trenton y los Camber, por los que es imposible sentir empatía alguna y a los que King se dedica a fastidiar su ya de por sí penosa vida con ayuda de un San Bernardo llamado Cujo, que contrae la rabia después de que le muerda un murciélago y se convierte en un devorador de hombres salido de los abismos sulfurosos del infierno.
No, en serio, ¿qué le pasa a ese perro? |
Con un poco de drama social y algún conflicto laboral como telón de fondo, el libro se centra en las desventuras de Donna Trenton y su hijo Tad, que las pasan canutas encerrados en pleno mes de julio en el interior de un Ford Pinto escacharrado, mientras Cujo espera a que hagan un movimiento en falso (ya sea abrir las ventanillas o interpretar el musical Cats encima del capó) para arrancarles los intestinos a dentelladas.
Y eso es todo. Un perro rabioso que mata a la gente. Guau.
No sé a vosotros, pero a mí no me mete el miedo en el cuerpo. Y lo he intentado todo. Incluso leer el libro de noche mientras pasaban Hay una cosa que te quiero decir en Telecinco.
Lo triste es que King ni siquiera consigue transmitir angustia alguna, porque para eso tendría que importarte al menos un poco lo que les suceda a los personajes, y éstos dan tanto asco que uno acaba encariñándose más con el perro homicida. Después de todo, Cujo es una víctima de los acontecimientos, como Charlie en Todos los perros van al cielo. O Joan Jett.
Cujo en la adaptación al cine de 1983. Puro amor. |
King deja en el aire la posibilidad de que exista algún tipo de conexión entre el San Bernardo y Frank Dodd, un policía psicópata reciclado de La zona muerta que, tras su muerte, se ha convertido en una especie de hombre del saco para los niños de Castle Rock. Sin embargo, los elementos sobrenaturales son más bien paranoias de los propios personajes y no una realidad incomprensible a asumir por el lector. La verdad es que es difícil interpretar el libro en un sentido distinto del más evidente: el perro tiene la rabia y punto.
En conclusión, solo puedo recomendar Cujo a los seguidores incondicionales de Stephen King que tengan espacio de sobra en la estantería y deseen leerse hasta el último pestiño que ha escrito este hombre cuando no estaba completamente borracho y bajo los efectos de sustancias psicotrópicas.
Buenas noches señor brocha! Totalmente fuera del tema, en octubre vuelve el festival de cine phenomena a madrid,el 7 de octubre creo. Por si te interesa. Ahi queda. Un saludo
ResponderEliminarDebería de volver a vérmela. La vi hace muchos años en TV y casi no me acuerdo de nada. Bueno, sí, que el perro era un rato bestia, y ya.
ResponderEliminar¿Interpretar un musical en el capó del coche mientras te ataca un perro asesino infernal? Joder, la idea es tan surrealista que lo mismo hasta funciona como maniobra de distracción y todo... ¡Minipunto para el Tipo de la Brocha!
ResponderEliminarDsanzi: Gracias, pero... ¿para esto no podríamos utilizar mi dirección de email?
ResponderEliminarRoy D. Mustang: Al menos la película tiene un final feliz. No para el perro, claro.
Tempus Frangit: Cuando todo se tuerce, hay que saber improvisar.
Solo he leido Carrie de King... me gustó bastante... bajo este en mi lista de lectura.
ResponderEliminarComo curiosidad, Stephen King era alcohólico durante el tiempo que escribió este libro, y años después reconoció que no recordaba haberlo escrito, que le gustaba, pero no lo recordaba.
ResponderEliminarNo se si será verdad, pero explicaría muchas cosas. :)
@rekens Sí que lo explicaría.
ResponderEliminarConclusión: Un libro dedicado para los que padecen cinofobia.
Buena entrada Sr. Brocha
Lo mejores la banda sonora...
ResponderEliminarComo ya se ha mencionado le mayor error de King al escribir el libro ha sido hacer que los lectores no simpatizaran con los protagonistas, cuanto mas se encariñen los lectores con los protagonistas mayor sera la angustia que sentiran cuando les persiga el asesino, esa es una de las principales bases de las historias de terror.
eter: Carrie está bien. Lo malo es haber visto antes la película e imaginarte a Travolta.
ResponderEliminarrekens y Øvn¥: No hay más que ver a muchos de los protagonistas de sus novelas para saber de qué pie cojea (o cojeaba) este hombre.
Anónimo: No podía estar más de acuerdo.
Por lo que entiendo del origen del nombre "Cujo", tal vez la moraleja era Y así tratamos a los terroris... perros rabiosos, sí, perros rabiosos.
ResponderEliminarY sigo esperando esa animación de Disney y el consiguiente crossover con Universal Animation Studios: Cujo y Beethoven, dos perracos de cuidado.
Para cambiar el sabor de boca, veamos Monster Dog.
De todas las novelas tuviste que elegir la del perro...podais haber analizado la del coche asesino...el buick...pero no..analizaste la del perro....una pregunta...
ResponderEliminarEsa de la foto es Aniston??
Que hace en una peli que segun tu es casi serie B?
era de la epoca post-Friends?
Sin ser de las mejores novelas que ha hecho este hombre,tampoco es la peor, no todo tienen que ser lovecraftianas y babosas entidades del espacio exterior que nos hagan tambalearnos al borde de un abismo de locura y horror insondables, respecto a los protagonistas, supongo que al ser tan normalitos y anónimos, sin arrastrar un trauma de índole sexual, el cual es un recurso ampliamente usado en muchas de sus novelas para dotar de profundidad psicológica a sus personajes, resultan más olvidables.
ResponderEliminarRespecto a la película, el chucho no me lograba dar miedo porque no dejaba de verlo como un perro con cara de bonachon con un poco de maquillaje y roña encima, tal y como lo muestras en tu foto, si hasta dan ganas de acariciarle la cocorota y todo XD
LacraESECEFE: Tengo que recordar ver Monster Dog. Promete.
ResponderEliminarAnónimo: La imagen de Aniston es de un episodio de Friends. Lejos quedaban los tiempos de Leprechaun.
Sabiduría Inmunda: Los personajes no son normalitos. Son malas personas.
A mí es que King me da chirria, nadie puede escribir tantos libros kilométricos y conservar un mínimo de calidad. Pero para gustos, culos.
ResponderEliminarUn mínimo de calidad sí que conserva. Y los hay muy buenos. It es uno de mis favoritos.
EliminarPues Cujo es el que más me gusta de todos los que escribió Stephen King...
ResponderEliminarRecuerdo que cuando leía el final de "El Resplandor", me puse de mala hostia porque con todo lo emocionante y trepidante que era, al final lo que acababa con el protagonista desquiciado era una puta caldera de mierda, así, sin más, sin venir a cuento, una caldera que no pinta nada, que no te dice nada... En fin.
Al menos, con "Cujo" pude ver algún sentido a lo que ocurría, todo los acontecimientos me parecían bien relacionados entre sí, e incluso lloré cuando finalmente Cujo murió. Joder, si hasta casi podía tener moraleja y todo. Por ejemplo, yo qué sé... "Cuida más a tu perro (o quién sea) y déjate de huevadas".