8 de septiembre de 2020

El primer episodio de 'Los Fruittis'

«El fin de la era de los hombres comenzó en 1983. Fue el año en el que mis ingenuos padres y precursores, hombres de ciencia, crearon la primera planta modificada genéticamente. Alteraron el gen del tabaco introduciendo un segmento de ADN externo para que la planta fuera resistente a la kanamicina, un antibiótico del grupo de los aminoglucósidos.

El estudio de los escasos documentos que han sobrevivido hasta nuestros días me ha llevado a la conclusión de que aquellos hombres actuaban con la convicción de que su trabajo beneficiaría a la raza humana. Gracias a los avances de la ingeniería genética, por primera vez en la historia de su especie tenían la capacidad de aumentar la resistencia de frutas y vegetales frente a virus y herbicidas. Podían obtener mejores y mayores cosechas en menos tiempo y con menos recursos. Quizá incluso tenían la esperanza de acabar algún día con el hambre, un mal que había asolado a la humanidad desde sus albores y que no hacía sino acusarse a medida que la población aumentaba.

Aquellos pobres ilusos deseaban hacer de la Tierra un lugar mejor. Y temporalmente lo consiguieron.

En 1994, los chinos, que entonces ocupaban los dominios de la Emperatriz, comenzaron a comercializar los primeros alimentos transgénicos: tomates de madurez prolongada. En los años siguientes, los avances científicos permitieron aumentar la productividad mundial. Trigo, maíz, soja... Las ventajas fueron evidentes, tanto para los ambiciosos productores, que vieron aumentar la eficiencia de los métodos de cultivo convencionales al tiempo que reducían sus costes, como para los siempre hambrientos consumidores, que se beneficiaron de un aumento en la calidad y el valor nutritivo de estos alimentos básicos.

La raza humana, sin embargo, es conflictiva por naturaleza, y hubo voces disidentes que se opusieron al uso de la bioingeniería para estos fines. Aunque no consiguieron frenar la expansión de los transgénicos, desde el principio hubo quienes advirtieron a sus congéneres de lo perniciosos que podían ser estos alimentos para la salud. Se crearon leyes para regularlos y algunos países incluso los prohibieron.

Pero nadie predijo el verdadero peligro que traería consigo esta revolución científica. Nadie imaginó el siguiente salto evolutivo del mundo vegetal. Nadie estaba preparado para... los fruittis».

Monus, Historia vol. I.


Para tener certeza de que una serie tiene mucho que contar y no está extendida gratuitamente para ocupar los veintidós minutos de rigor, basta con cronometrar su canción de apertura. La de Los Fruittis dura DOS MINUTOS Y MEDIO. Que eso os sirva de advertencia.

"Rodeado por la frondosa vegetación de la selva se alza majestuoso el volcán de los fruittis", nos sitúa la voz en off de la narradora, que, al igual que yo, probablemente preferiría estar haciendo cualquier otra cosa en este momento. Precipitarse a los fuegos del Monte del Destino, por ejemplo. "Por una extraña circunstancia, en el interior del volcán no existen animales". No entiendo a qué se refiere con "una extraña circunstancia". ¿Suelen vivir muchos animales en el interior de los volcanes? ¿Es un hábitat común para la fauna? Supongo que tendré que rescatar mi viejo libro de ciencias naturales del desván para salir de dudas. Ah, no. No puedo. Lo arrojé a un volcán activo. Ahí dentro no había animales, de eso estoy seguro. "Y es por ello que viven sin el riesgo de ser atacados por un ser vegetariano".

Dado que el vegetarianismo es una práctica común, y sus ventajas parecen cada vez más evidentes, considero necesario puntualizar que la palabra "vegetariano" provoca en los fruittis la misma clase de terror cerval que en nuestros tiempos civilizados la palabra caníbal. Y en su beneficio añadiré que cuando salió la serie, allá por 1989, el veganismo ni se mentaba, porque para los fruittis representaría el culmen de la depravación moral, un hábito de calidad pesadillesca que rebasa la concepción del más atrevido frutólogo.

Las imágenes que acompañan a la narración son igualmente aterradoras. La combinación de colores intensos y animación rústica desafía la integridad de las pupilas más experimentadas. Me cuesta contener el impulso de atravesarme los ojos con tenedores al rojo vivo para aliviar mi sufrimiento.

Carátula alternativa del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, de los Beatles

"Los fruittis viven aquí una feliz existencia desde hace miles de años". La narradora nos revela así que ha pasado ya mucho tiempo desde que la especie humana perdió el dominio de la Tierra a manos de estos vegetales mutantes. Nuestro tiempo pasó, y ahora no es más que el recuerdo de un incidente transitorio. "Pero hoy algo especial romperá su apacible rutina".

Ese "algo especial" es el temblor provocado por el volcán cuando despierta tras milenios de inactividad. El pánico se adueña de las calles. Gritos demenciales y chillidos angustiosos se escuchan fuera y dentro de los hogares. Los fruittis más rápidos en reaccionar corren a esconderse; algunos se entierran en la tierra de la que brotaron, otros regresan a sus vainas.

Inevitable interludio musical.

La ínfima calidad de la animación me hace sentir escalofríos, y temo que vuelva a mí en sueños para enloquecerme. Espero que nadie más vea un solo episodio de esta serie después de mí.

Estremecido por una turbación mental como nunca antes había conocido, contengo la respiración para ver si con suerte me da una hipoxia y me muero.

El efecto temblor está muy logrado. Si miráis la imagen fijamente mucho tiempo, notaréis cómo se os desprenden los ojos.

El temblor cesa tan repentinamente como comenzó. Aparentemente, no ha habido víctimas mortales ni grandes daños a la propiedad, y el incidente ha quedado en un susto.

Mecachis, ya podría haberse espachurrado alguno para darme una alegría...

Sin embargo, los fruittis no pueden ignorar lo sucedido.

El consejo se reúne en el ayuntamiento, un edificio con forma de fresa ubicado entre dos grandes árboles. ¿Por qué una fresa? En un mundo habitado por vegetales sensibles, ¿no es acaso... extraño? Imaginaos que construyéramos nuestros edificios y hogares emulando la fisionomía humana, erigiendo enormes monumentos a nuestra propia anatomía para luego trabajar y habitar en ellos. Tiene un cariz de egocentrismo siniestro, ¿verdad?

Por si eso fuera poco, la cámara toma ejemplo del Kubrick más aterrador y hace zoom sobre la terraza del edificio mientras suena una melodía ominosa. Incluso las notas me recuerdan a las del tema principal de La naranja mecánica. Justo lo que me espero de unos dibujos animados para niños. Por favor, pulsad el siguiente enlace para entenderlo mejor a riesgo de cagaros en vuestros pantalones.

Música para el funeral de la reina María... con sintetizadores.

Fresón, el alcalde, preside la reunión de emergencia. Su poblado mostacho cano delata que es el fruitti más anciano del lugar. ¿Puede la fruta criar pelo? No. Pero una ardua investigación llevada a cabo por la Universidad de Colorado ha determinado que el mostacho de Fresón no está formado por pelo, sino por moho. En efecto, lo que parece un bigotazo no es en realidad otra cosa que hongos extendiéndose por su carnosa y rojiza faz. ¿Cuánto tiempo le queda de vida? Es difícil afirmarlo con certeza. Pero si el moho ya ha penetrado en su cuerpo en busca de agua y nutrientes, no tardará en consumirlo desde dentro. Perderá facultades físicas y mentales poco a poco hasta convertirse en una marchita cáscara de lo que fue. Será una muerte lenta y atroz.

Voy a aferrarme a ese pensamiento feliz.

El señor Nabo, profesor de escuela, explica que el volcán podría entrar en erupción dentro de un mes.

O bien la sociedad científica de los fruittis está más adelantada de lo que parece y ha podido determinar la fecha gracias a las más avanzadas técnicas geofísicas, geodésicas y geoquímicas, o bien el señor Nabo se ha tirado un triple. Teniendo en cuenta que se llama NABO, me inclino por la segunda opción.

Fresón dice que solo hay una solución posible: emigrar a otro bosque que pueda darles cobijo.

"Pero si no hay más bosques", replica Naranjo, el secretario del alcalde.

Nabo extiende un mapa sobre la mesa. Dice que lo encontró en las cuevas en las que vivían sus antepasados. Pertenece, por tanto, a una época remota y salvaje; una época quizá en la que cuerpos desollados de humanos y animales adornaban las entradas de los humildes hogares de los fruittis de antaño.

El mapa muestra que el volcán está rodeado de vegetación.

Caciques vegetales.

Receloso, Naranjo pregunta a Nabo por qué no les había enseñado el mapa nunca antes.

Nabo responde desplegando otro viejo papiro. En él sus antepasados dibujaron tres temibles y feroces criaturas devoradoras de vegetales: un elefante, un oso y un cerdo. ¡HORROR!

El miedo se apodera de los miembros del consejo al ver esta advertencia del pasado. Cada uno de ellos hubiera salido corriendo de no haber temido perder el respeto de los otros.

Nabo explica que los bosques que rodean el volcán están llenos de animales, por lo que no pueden abandonar su hogar sin correr el riesgo de ser devorados. Pero ¿qué alternativa les queda? ¿Enviar a Mango McConaughey y Acelga Hathaway al espacio en busca de otros planetas habitables a través de un agujero de gusano? Demasiado rebuscado.

Esta ilustración no es apta para estómagos sensibles.

Nabo propone organizar una expedición a un volcán vecino para comprobar si pueden vivir en él, lo cual solo parece una forma estúpida de retrasar el problema (en el mejor de los casos), pero nadie se opone a la idea. Predigo que esta obsesión por los volcanes será su perdición.

Fresón dice que solicitarán voluntarios y los someterán a una prueba en el bosque del Laberinto.

"Los primeros que logren salir de él serán los expedicionarios", declara el alcalde.

Qué puñeteramente retorcido eres, Fresón. No solo pretendes enviar a unos ingenuos fruittis a una misión suicida, sino que les haces competir por ello. ¿Vas a cobrarles una tasa por salir del pueblo también?

Nacido para ser político.

Avanzamos hasta el día de la competición. En la línea de salida, conocemos a dos de los protagonistas de la serie: Gazpacho, una piña mu salá con acento andaluz (porque no hay nada más típico de Andalucía ni fruta más vinculada al gazpacho que la piña), y Mochilo, un plátano espabilado e ingenioso que lleva con orgullo el nombre de su accesorio favorito.

No sería descabellado pensar que, en algún momento tras la Primera Revolución Transgénica, hubo un periodo de paz entre vegetales y humanos en el que los antepasados de Gazpacho convivieron con el pueblo andaluz y aprendieron de ellos algunas de sus costumbres. Pero debió de ser mucho antes de que los humanos fueran prácticamente erradicados de la faz del planeta.

Ambos fruittis deciden colaborar para ganar la carrera y la dinámica entre los dos personajes se establece inmediatamente: Gazpacho acompaña el paso con el arte de "hacer parma, ¡olé!" (traducción: dar palmas) y Mochilo refunfuña y le dice que le está poniendo la cabeza como un bombo. Con este contraste de personalidades, el humor está garantizado.

Perdón. Tumor. Quería decir tumor. Un tumor cerebral del tamaño de una patata es lo que me está provocando esta serie.

La extraña pareja no tarda en toparse con Pincho, un cactus bonachón que, ajeno a la competición, sesteaba despreocupadamente a la sombra de un árbol. Pincho ni siquiera es de los alrededores, ya que dice que se perdió hace unos días y no parece ser consciente de la reciente erupción. Sin embargo, evita explicar por qué vino aquí y de dónde ha salido.

Mi teoría es que Pincho es un espía enviado por un grupo paramilitar de cactáceos con la misión de observar a los habitantes del volcán antes de iniciar una invasión terrestre a gran escala. Nadie quiere vivir para siempre en el desierto y, en este mundo postapocalíptico, solo los vegetales más fuertes sobreviven. Lástima que su búsqueda de un nuevo hogar los haya llevado por ignorancia a este paraíso comunista al borde del desastre natural.

-Moshilo, ¿le contamo que va a estallá er vorcán?
-No, no me parece relevante en este momento.

Pincho se une a la dispar pareja con la excusa de que no tiene nada mejor que hacer, y no tarda en comprobar que existen desavenencias en el grupo. Mochilo confía en su brújula para salir del bosque, mientras que Gazpacho prefiere guiarse por su desparpajo andaluz, así que deciden tomar caminos separados.

Pincho, prudente, decide seguir a Gazpacho. Mochilo parece una fruta suspicaz, y es menos probable que la piña sospeche de sus verdaderas intenciones.

Separados, los fruittis continúan su marcha.

Aunque en el curso de su evolución, estos vegetales sensibles desarrollaron globos oculares, su campo de visión debe de ser bastante limitado, porque ni Gazpacho ni Pincho ven el barranco que tienen delante de las narices, y caminan hacia él sin inmutarse hasta que se precipitan por el borde y caen al vacío. Por suerte, al fondo del barranco corre un río cuyo abundante caudal amortigua el golpe y evita una tragedia.

¿Cómo puede haber un río dentro del cráter de un volcán?, os preguntaréis. No tengo ni pajolera idea, pero intuyo que el rigor científico no es el fuerte de una serie sobre frutas parlantes.

Un tronco a la deriva sirve a los dos fruittis de balsa improvisada. Instantes después, Mochilo llega a nado hasta ellos. Dice que se arrojó al río para rescatarlos.

"Nosotro también hemo saltao pa salvarte a ti", miente Gazpacho.

Quiero que me haga gracia, pero es difícil congeniar el humor con unos dibujos de calidad tan abominable que convierten en un deber cívico el exterminio de todos los seres humanos que participaron en su realización.

Observad cómo cambian las proporciones de los personajes entre unas escenas y otras. La flor y nata de la animación española.

Un estruendo inconfundible anuncia que la improvisada balsa se aproxima al salto de una catarata (sí, aunque parezca difícil de creer, todavía seguimos dentro del cráter de un volcán).

Gazpacho y Pincho lanzan un grito inarticulado, e incluso a Mochilo le cuesta mantener su frialdad habitual cuando se encuentran tan cerca de la muerte.

¿Habéis visto lo que ocurre con una fruta cuando cae desde muy alto y se estrella contra el suelo? Pues bien, imaginaos ahora lo horrible que sería esa imagen si además la fruta tuviera rostro y pudiera gemir de dolor. Ojalá pase.

Mochilo saca una cuerda de su socorrida mochila y, tras una emocionante escena, todos acaban en una cueva oculta tras la cascada. La vida sería muy triste si detrás de una cascada no hubiera SIEMPRE una cueva escondida.

El ingenioso plátano, que ha descendido por la cascada haciendo rápel y además librado a Gazpacho de una muerte segura en el último momento echándole el lazo al matojo verde que tiene por pelo, reprende a su compañero cuando este le dice alegremente que lo tenía todo controlado.

"¡Pero si te estabas cayendo!", protesta Mochilo.

"Uy, de caé na. Bajaba deprisa pa llegá ma pronto", responde Gazpacho.

Intento querer a Gazpacho, de verdad que sí. Pero es difícil.

Entre esto y las películas de Indiana Jones no hay ninguna diferencia.

La cueva no es tan secreta como yo me pensaba. De hecho, está hasta concurrida.

"¡Paso a los ganadores! ¡Apartaos!", exclama Cardo.

Cardo, Naranjo y una zanahoria que probablemente se llame Zanahorio pasan por encima de Gazpacho y sus compañeros, y toman la delantera. Sin embargo, la ventaja les dura lo mismo que una manzana pelada a la intemperie, porque tardan exactamente dos segundos en chocarse entre ellos. ¿Cómo sucede? No lo sé. Ocurre fuera de cámara y nadie nos lo explica.

Es increíble que de las dos series infantiles que produjo D'Con en la década de 1980, la que más sentido tuviera fuera Los aurones. ¿Recordáis Los aurones? Era esa serie en la que una marioneta feísima utilizaba unas perlas mágicas para lanzar rayos por la manos y convertir a los malos en frutas. También había un dinosaurio peludo que arreaba porrazos al grito de Poti-Poti. Sí, definitivamente esa era la serie con más sentido.

Representación visual del estado mental de derrota que siento en este momento.

El trío abandona la cueva y Mochilo y Gazpacho discuten de nuevo sobre cuál es el camino a seguir. Mochilo piensa que están en el bosque de la Palmera y que, para llegar a la meta, tienen que cruzar el bosque del Olivo y el río Azul, mientras que Gazpacho cree que están en el bosque del Pino y tienen que ir en dirección al lago de los Juncos para llegar al bosque del Abeto. Ojo con el lore de Los Fruittis, ahí al nivel de las mejores producciones de la última década.

Pero por interesante que me parezca este intercambio, se ve que a los guionistas no les entusiasmaba la trama de la competición, porque en mitad de la discusión aparecen el alcalde Fresón y su cortejo para declarar vencedores a nuestros tres protagonistas.

¿QUÉ?

Dado que no hay ningún indicio de que este lugar en concreto, indistinguible de cualquier otro punto del bosque, sea la meta, voy a suponer que los demás fruittis han sido lo bastante listos para retirarse. Es la única forma de reconciliar esta bochornosa trama con el sentido común.

Sí, todos estamos muy contentos, pero yo lo que quiero ahora es oír la historia de cómo Belloto perdió los brazos. ¿Le pillaron robando y le amputaron las extremidades como castigo?

Cuando los recién nombrados exploradores parten del pueblo, Gazpacho camina al frente, "haciendo" palmas, y Mochilo vuelve a decirle que pare porque tiene la cabeza como un bombo. No solo se repite la secuencia de animación, sino que los diálogos son prácticamente idénticos.

He criticado muchas veces a Filmation porque en series como He-Man y los Masters del Universo abarataba costes reutilizando las mismas secuencias una y otra vez, pero lo cierto es que no solía hacerlo dentro del mismo episodio, y si lo hacía, al menos se molestaba en escribir diálogos diferentes para que no fuese tan evidente. D'Ocon llevó el abaratamiento no solo al ámbito presupuestario, sino también al intelectual.

Fuera del volcán, los peligros se multiplican y adquieren una naturaleza diferente. Los fruittis se enfrentan ahora a la progenie de los animales contra los que lucharon sus antepasados.

Primero, nuestros intrépidos exploradores se topan con una pitón, que sisea y muestra sus colmillos con mirada amenazante. Pincho no se amedrenta y, haciéndose el tonto, se libra del ofidio lanzándole un higo chumbo a la boca.

¿Qué posición diríais que ocupa Pincho en el plano? ¿Está delante o detrás de Mochilo? Ver Los Fruittis es como contemplar una de las ilusiones ópticas de M. C. Escher.

Poco después, los fruittis ven venir un elefante furioso correr hacia ellos. Una vez más, Pincho se hace cargo de la situación. El valiente cactus monta al paquidermo cual cowboy de rodeo hasta que al pobre animal le da un infarto y muere.

No puedo evitar preguntarme qué clase de entrenamiento habrá recibido Pincho para ser capaz de doblegar incluso a las fieras más temibles.

Ningún animal fue dañado durante la producción de este episodio, excepto todos los que participaron en él.

Pero si creéis que nuestros protagonistas se han ganado un respiro, estáis muy equivocados. Y para sacaros de vuestro error, me veo en la obligación de proseguir.

Cuando por fin creían estar a salvo de peligros, un nuevo encuentro arroja a los fruittis a un abismo de indescriptible terror.

En una escena que ya nunca olvidaré y por la que siempre me arrepentiré de no haberme cubierto los ojos, un ciempiés intenta colársele a Gazpacho por el culo (o lo que equivalga a su culo) para devorarlo desde dentro.

"Quiere jugar al escondite", dice Pincho, demostrando que siempre ha tenido una vena sádica.

Gazpacho, retorciéndose de dolor, agarra firmemente al voraz miriápodo antes de que se entierre completamente en su aparato digestivo y lo arroja lejos de él.

Os aseguro que no me he inventado nada. Solo he descrito con precisión lo que ocurre.

Esta es la famosa versión tropical de la solitaria.

Después de la escalofriante escena, los fruittis deciden acampar y pasar la noche.

Mientras Mochilo se pela la banana a solas dentro de su tienda, Gazpacho y Pincho se tumban bajo el firmamento y mantienen una profunda conversación sobre el lugar que ocupan en el universo.

"Fíjate, mira qué estrella más grandota".

"Pero qué vista tienes, Pinsho. Creo que eso e la Luna".

"¿La Luna? Sí, la Luna. ¿Y por qué está con las estrellas?".

"Pa distraerse, que está aburría".

Lo dicho: una conversación profunda.

-Gazpacho, ¿cómo crees que empezó todo? ¿Hay un dios? ¿Hay más vida en el universo? ¿Deberíamos colonizar el espacio?
-Qué salao ere, Pinsho.

Asumiendo con tranquilidad su insignificancia cósmica, Gazpacho y Pincho se quedan roques de inmediato. No sé si yo sería capaz de conciliar el sueño con tanta facilidad después de ser violado por un ciempiés, pero, claro, yo no soy una piña parlante ni tengo un gorrito de dormir tan mono como el de Pincho.

Al rato, un ruido despierta a los fruittis y descubren, espantados, que una manada de zorros los ha rodeado mientras dormían.

Mochilo asoma la cabeza desde su tienda y les dice a sus compañeros que no se muevan. Buen plan. Así le dará tiempo a huir mientras los devoran.

Uno de los zorros reduce las distancias y olisquea a Gazpacho. Enseguida retira el hocico, decepcionado. No parece ser el manjar que esperaba, y, a su señal, la manada se marcha por donde vino.

Reflexionando sobre lo ocurrido, los fruittis llegan a la conclusión de que no todos los animales comen frutas.

Ajá. ¿Sabéis que animal come fruta ocasionalmente? El zorro. ¿Sabéis que animal no come fruta nunca, porque es estrictamente carnívoro? La serpiente que intentó comérselos antes.

-No temáis. Somos vuestros espíritus guía.
-¿De verdá?
-No, hemos venido a comeros.

Por la mañana, los fruittis retoman la marcha. Gazpacho da palmas a la voz de "¡Arsa!" y Mochilo le reprende. A lo mejor los guionistas pensaban que si el espectador veía lo mismo una y otra vez, en algún momento el "chiste" haría clic en su cerebro y se reiría. Tenían razón en una cosa: algo va a hacer clic en mi cerebro, pero lo más probable no es que me ría, sino que salga a la calle a quemar fruterías en una orgía destructiva sin parangón.

El ruido atrae a un caracol, que se acerca a los exploradores sin disimulo y trepa tranquilamente por la pierna de Gazpacho sin que este se inmute, como si se hubiese olvidado ya de su reciente experiencia con el ciempiés.

"¡Vaya salero que tiene trepando! Parese un escalaor".

Todo son risas hasta que el caracol le pega un mordisco y se desata el pánico. Ya lo decía la canción: "El mundo de los fruittis es muy divertido". Todo lo divertido que puede ser un mundo en el que vivir recluido en el interior de un volcán es la única forma de evitar que te devoren.

Mochilo, manteniendo la calma, saca un tirachinas de su mochila y, de un certero disparo, libera a su compañero del baboso depredador.

El caracol, malherido, se encierra en su concha y un pájaro que revoloteaba por allí se pasa medio minuto picoteando la coraza en un vano intento de que el molusco abandone su refugio y pueda comérselo. Holocausto caníbal es una película blanda en comparación con esta serie.

Si Zipi y Zape fueran frutas...

"Yo también quiero que se me suba un bicho", dice Pincho, alejándose de sus compañeros.

A lo mejor pensáis que Pincho es tan estúpido como Gazpacho, pero tenéis que intentar poneros en su lugar. Imaginaos que vuestro cuerpo estuviera recubierto de púas y nadie se acercase a vosotros por temor a hacerse daño. Es evidente que los cactáceos de este mundo postapocalíptico sufren problemas afectivos por la soledad y la falta de contacto físico. Esto los convierte en seres emocionalmente inestables y propensos a esta clase de locuras. Gracias a la pandemia, yo también sé qué se siente después de pasar mucho tiempo sin que nadie te abrace, y entiendo a Pincho perfectamente.

Un grito de socorro (no el mío) interrumpe su labor de búsqueda.

"¡Fuera! ¡No podréis conmigo!".

Consciente de que alguien está en peligro, Pincho no duda ni por un instante lo que tiene que hacer. ¿Correr en dirección contraria? ¡No! Correr en su auxilio.

Gazpacho y Mochilo van tras él. Esto también lo decía la canción: "Gazpacho y Mochilo siempre van con Pincho". Sería feo contradecirla desde el primer episodio, ¿no?

Los fruittis encuentran a una criatura distinta de cuantas han visto hasta ahora. Ellos no saben lo que es, pero nosotros sí. ¡Es una niña humana!

La muchacha, que no debe de tener más de diez años, hace frente a dos tigres armada con un vulgar palo. La dureza de este mundo jamás dejará de sorprenderme.

It's the eye of the tiger, it's the thrill of the fight
Risin' up to the challenge of our rival
And the last known survivor stalks his prey in the night
And he's watchin' us all with the eye of the tiger

Por suerte, la niña cuenta con un aliado inesperado.

Pincho se arroja contra el costado de uno de los tigres, espantándolo en el acto y dejándonos con el peor plano animado de la historia. Asumo que el efecto pretendido era que el tigre se alejase de la cámara, pero la figura no cambia de tamaño ni se desplaza siquiera sobre el fondo, sino que la cámara se limita a hacer zoom sobre el animal mientras este agita las patas como si corriera. Es tan atroz e incomprensible que, confundido como estaba, me olvidé de hacer una captura de vídeo para luego convertirlo en gif.

¡Van Damme, ayúdame!

Evitable interludio musical.

Ajeno a los despropósitos artísticos y técnicos de la escena, Mochilo se saca una tosca porra de su mochila y arrea con ella al segundo felino, pero el golpe solo consigue enfadarlo, y el animal salta sobre sus presas con intenciones homicidas y fruticidas.

Sin embargo, no es un buen día para ser tigre, porque la niña y los fruittis se agachan a tiempo y el feroz depredador acaba estrellándose de morros con una roca tras la que se ocultaba el asustadizo Gazpacho. La piña por supuesto se muestra humilde en su pírrica victoria.

"Eh, pequeñuelos, ¿sus habéis fijao cómo er maestro ha vensío a esa fiera enorme?".

Sí, Gazpacho, sí. Todos nos hemos fijado.

[Chiste sobre lo trabajadores que son los andaluces]

La niña da las gracias a sus inesperados salvadores, a los que confunde con personas disfrazadas de frutas.

Gazpacho le aclara que SON frutas.

"¡Pues es verdad! ¡Es increíble! ¡Je, je, je!", dice la niña sin dejar de sonreír.

Reconozco que ha llevado la revelación mejor de lo que yo lo hubiera hecho.

Los fruittis le explican su situación y ella se ofrece a ayudarlos a buscar un nuevo hogar. Di que sí, ¿por qué no? Solo quiero que esto termine.

Pincho le pregunta cómo se llama y ella se presenta como Kumba, de la tribu samái. Sí, samái, no masái. Y ni una queja quiero oír sobre whitewashing o apropiación cultural. Eso no existía hace treinta años.

¿Queréis diversidad? ESTO es diversidad.

Con la promesa de viajes insólitos y extraordinarias aventuras, termina el primer episodio de Los Fruittis. O al menos esta entrada, porque si de algo estoy seguro es de que no pienso resumir los tres minutos extra de relleno que contiene el episodio con el adelanto del resto de la temporada.

Fin o, como dicen los samái, tutti trutti.

Y para los que llevéis un rato preguntándoos si no tengo nada bueno que decir sobre esta serie (porque incluso de Marmalade Boy he llegado a decir cosas buenas), mi respuesta está a continuación.

24 comentarios

  1. Buen resumen! Comparto tu animadversión hacia su calidad, o más bien su falta de ella. Nunca me gustaron estos dibujos, pero en esa franja horaria no hacían más o sea que los veía igualmente…

    PS1: Tengo una duda, como persona que come bastante fruta diariamente tengo que decir que soy un amante de la fruta o que estoy en contra de ella porqué me la como?

    PS2: Como persona perspicaz que soy debo decirte que se ha cortado el final de tu resumen.

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    1. El apocalipsis fruitti va con retraso en esta realidad, pero tus saludables hábitos alimenticios se volverán contra ti cuando las frutas y verduras inicien su campaña de dominación mundial.

      El artículo no se ha cortado. Acaba donde tiene que acabar.

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  2. No te quiero ningún mal pero... ¿Habrá mas fruittis en el blog? xD

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  3. ¿Eres consciente de que la entrada te ha quedado tan graciosa que ahora el público demandará más, no? XD

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    1. No lo tengo claro. Pero pasará lo que tenga que pasar, supongo. Gracias.

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  4. Pero que serie tan bárbara. En la infancia se la dieron bien molida la cosa. Buen artículo tenía tiempo si reírme. Saludos.

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    1. Esta serie la veía con mi hermano pequeño. Ahora ninguno de los dos come tanta fruta como debiera.

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  5. Dios mío! El horror! El horror! Oh, la humanidad!
    No hay psicólogos en el mundo que puedan pagar (ni paliar) el sacrificio que haces por todos nosotros sometiendote a estas torturas.
    Que valor!
    Muchas gracias. Hilarante como siempre.

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    1. ¡Gracias a ti! Veo The Boys y Cobra Kai para compensar.

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  6. Brutal como siempre pero deja de mencionar Marmalade Boy, que nos dejas con los dientes largos hasta febrero

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  7. Lo de esta serie tiene un mérito enorme, pocos productos pueden presumir de haber puesto de acuerdo a toda una generación de españoles: es un mierdón importante. Leyendo el resumen ha habido cosas que me han dejado tan descolocado que no he tenido más remedio que buscar el capítulo en internet y corroborarlo con mis propios ojos, ojos que ahora se plantean denunciarme a Servicios sociales por maltrato.

    Para añadir insulto al dolor, recordemos que esto es de la época en la que solo teníamos dos canales de televisión, y los sábados al mediodía, después del telediario, había media hora de dibujos animados que los más pequeños esperábamos ansiosos. Cuando emitieron este engendro nos privaron durante meses de ese placer semanal. Y encima del mismo que perpetró los Aurones. Hay que ser cabrón.

    La entrada ha estado muy graciosas, se me ha escapado alguna carcajada leyéndola. Por si te compensa ante semejante sacrificio :D

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    1. Haces bien en corroborar. A veces, pasado un tiempo, ni yo mismo tengo absoluta certeza de qué ocurre realmente en los episodios de series como esta y qué tonterías son de mi cosecha.

      A mi Los Aurones me gusta sin ironía. Sé que es mala, pero me gusta.

      Una de las razones por las que escribo estas entradas es para alegrar un rato el día a la gente, así que muchas gracias.

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  8. Otro articulo de 10, solo con la introducción del ppio me ha dejado ganas de saber mas de ese universo alternativo donde la expansión de los fruitis por el mundo es peor que la de las flotas enjambre tiranidas del 40k

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    1. No garantizo que la información de esta entrada no sea contradictoria con la de próximos episodios. Pero supongo que nunca lo sabremos.

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  9. Que grande, me ha encantado la entrada, te había escrito un comentario llamandote puto heroe y describiendote como alzaba las manos y gritaba, con los ojos cuajados de lágrimas pero, como me suele hacer el blogger de los webs, me quitó el comentario dandome una pantalla de error.
    Gracias por el post, ha sido muy gracioso, me ha encantado
    ¿sabes que Mochilo tiene un primo en Tenerife?
    Lo dijeron en un episodio jeje

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    1. Sí, Blogger es muy puñetero. ¡Hasta a mí me da problemas a veces para comentar! ¡Y soy el condenado autor! Muchas gracias por ser persistente. Un comentario siempre da alegría.

      Y voy a tener que creerte con lo del primo de Pincho, porque no estoy dispuesto a ver más episodios. De momento al menos.

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  10. Tengo la teoría de que los fruitis descienden de gente que fue víctima de Tejo, el auron que tenía el poder de convertir a sus enemigos en frutas, podríamos tener un doconverso sin saberlo.

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  11. ¡La serie de mi infancia! Me ha encantado leerte comentándola (me gustaba mucho) :)

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    1. Hay gustos para todo. En casa teníamos hasta el álbum de cromos.

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  12. D'Ocon creo que produjo la serie animada de Mortadelo en los noventas, ¿no? Yo diría que esa es su produccion con más coherencia, aunque solo fuera por usar guiones ya escritos por Ibáñez.

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  13. Enhorabuena por el artículo tío, eres un crack! A mí lo que me fastidia es que ese mismo año se estrenó la española La Corona Mágica, en la que gastaron un paston, y sin embargo a la gente le dio por Gazpacho y compañía que estaba hecha con 4 duros. Por no hablar de la diferencia de guion entre una y otra. Una lastima, La Corona Mágica no se ha reeditado ni en dvd, Los Fruittis si. La injusticia.

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