15 de diciembre de 2023

'Mi corazón es una motosierra', de Stephen Graham Jones (2021)

Suele decirse que no se debe juzgar un libro por su portada, pero confieso que yo me compré este atraído por la ilustración de Rafael Martín para la edición española. El título también es indudablemente llamativo, y la sinopsis terminó de convencerme.

La historia trata sobre una adolescente mestiza, fanática de los slashers, que, cuando empieza a espichar gente en circunstancias extrañas, se convence a sí misma de que lo que los sucesos están cumpliendo, punto por punto, las reglas de las películas de terror de ese subgénero. Por lo tanto, decide que debe encontrar a la "chica final" (porque, sin duda, no puede ser ella misma) y prepararla para que cumpla su papel cuando llegue el clímax.

Ese resumen puede llevar a más de uno, incluido yo mismo, a la falsa idea de que esta es una novela de lectura ligera, un entretenimiento barato y pasajero como lo son los cientos de películas de terror a las que hace referencia (y a las que la protagonista dedica breves ensayos que encontramos intercalados entre capítulo y capítulo). Pero no lo es. Todo lo que podría parecerle atractivo a un fan de los slashers ocurre en el prólogo y en el clímax. Si adaptaran esta novela al cine, el estudio exigiría que se incluyeran unas cuantas escenas sangrientas en el segundo acto para que el público no se quedase frito. Y quizá tetas y culos, como en Viernes 13 y su ristra interminable de secuelas.

Con excepción del prólogo, que podría pasar por la primera escena de un slasher del montón, la novela está narrada íntegramente desde el punto de vista de su protagonista, Jade Daniels. Hija de un padre indio alcohólico y de una madre blanca ausente, Jade es una chica solitaria, mordaz y conflictiva, que no encaja en ninguna parte y que se ha refugiado en el cine de terror para sobrellevar una vida de la que ya ha intentado escapar de la manera más triste y devastadora posible.

La novela te mete en la cabeza de la protagonista, mucho más hondo de lo que llegan las raíces de sus cabellos mal teñidos, y apenas te deja salir de ahí. Te compadeces y preocupas por ella, descubres quién es, y, sobre todo, te preguntas hasta qué punto es fiable como narradora. Pero no te haces esa pregunta porque la chica no sea sincera (aunque se engaña a sí misma y también se guarda secretos), sino porque su visión de la realidad está deformada por todas las películas de terror que ha visto, las cuales ha convertido en una obsesión.

Hay intervalos dispersos que se centran en la investigación de lo que está ocurriendo en el pequeño pueblo de Proofrock (la leyenda local de la Bruja del Lago es particularmente sugestiva), pero la mayor parte de la novela está centrada en los pensamientos y reflexiones de Jade, donde sobrevuela una noción de venganza como forma de justicia.

De hecho, para desdicha de aquellos lectores que busquen un divertimento sencillo y ligero, los acontecimientos relevantes se pueden contar con los dedos de una mano. O de dos manos, si me apuráis. A lo largo de unas trescientas páginas no pasa gran cosa... hasta que, por fin, pasa. Y aunque el clímax es tremebundo, de esos que te agarran por las solapas y no te sueltan hasta el final, decir que está cocinado a fuego lento sería un eufemismo. Para esta novela, el fuego no se había descubierto siquiera. Antes de que llegue el desenlace, hay muy pocos momentos que te inviten a seguir pasando páginas como un poseso, y el subtexto acerca de la gentrificación, aunque interesante, tampoco ayuda en ese aspecto. Si acaso, lo que te mantiene enganchado a la historia es la necesidad de descubrir si Jade tiene razón o está cucú. Y a veces el camino es tan agreste que incluso eso resulta insuficiente.

Por otro lado, aunque la novela en general está bien escrita y el estilo encaja con la voz de la protagonista (los adolescentes parecen adolescentes, no Steve Buscemi con una gorra y patinete), la narración es menos fluida de lo deseable. Cuando la novela abandona la introspección y pasa a la acción, a veces se producen saltos abruptos entre una frase y la siguiente que te provocan la misma impresión que si te hubieras saltado una o dos líneas. Si la novela fuera uno de los innumerables slashers de la década de 1980, de esos que te rodaba cualquier realizador medianamente competente por cinco pavos en unas pocas semanas para ganar dinero rápido, probablemente le disculparía los problemas de "montaje"; pero las aspiraciones del autor son más elevadas y su ejecución está casi siempre a la altura, por lo que esos brincos desentonan en mayor medida.

Otro lastre, inherente a la propia premisa, son las referencias recurrentes a los slashers y al cine de terror en general. A lo largo del libro se mencionan más de ciento treinta películas diferentes (hay una lista completa al final, a modo de apéndice), y para quien no esté familiarizado con este subgénero, la mayoría de esas referencias no significarán nada. La historia se entiende perfectamente sin ellas, pero, si no estás en la onda, te dejarán indiferente o desorientado. La novela no se pone en stand-by para darte explicaciones, mucho menos para contarte películas enteras. La solución, por supuesto, es ver más slashers.

Mi corazón es una motosierra es más de lo que aparenta y tiene mucho que ofrecer, pero exige paciencia, fe en que todo cobrará sentido, y nociones acerca de un subgénero cinematográfico que no es del gusto de todo el mundo.

Valoración: ★★★

4 comentarios

  1. Interesante librito. Llevo tiempo sin leer una novela (la ultima fue Parque Jurásico), así que me apunto esta por si algún día me pongo en serio a retomar mis hábitos de lectura, aunque la lista de pendientes es larga.

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    1. Con volver a leer ya te harás mucho bien, sea esta u otra novela. Solo alguien como Mao Tse-Tung pensaría que leer demasiado es peligroso. Salvo que estuviera pensando en libros como el Necronomicón, claro.

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  2. Me encantan estas entradas que hablan de obras que regularmente pasan por debajo de mi radar; así ya he descubierto algunas joyitas que de otro modo jamás hubiese probado. Dicho lo cual, creo que en este caso no me llamó lo suficiente; el género Slasher jamás ha logrado cortar mi atención... (pausa para que suenen los grillos).

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    1. Es una novela de nicho, pero se ha llevado algunos premios (incluido el Bram Stoker en 2021) y, al parecer, se ha vendido bastante bien. De hecho, es el primer volumen de una trilogía, aunque las dos novelas restantes aún no se han publicado en España. Pero, vamos, si la sinopsis no te llama la atención, ni lo intentes. La Bruja del Lago no puede obligarte a leerlo, ¿verdad?

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