Aurum, distribuidora de la película en España, lo montó bastante bien en los cines Callao, con carteles, alfombra roja y demás parafernalia. Pero lo que no se puede evitar, ni se quiere evitar supongo, es la aglomeración de gente que había; una cosa horrorosa y agobiante, y todo por ver a unos tipos que van al escusado igual que todos nosotros, aunque quizá con menos frecuencia, porque ya se sabe que la gente mayor suele sufrir estreñimiento crónico. ¿Por qué admiramos a las estrellas de Hollywood? ¿Qué las hace tan especiales? ¿De verdad necesita la sociedad ídolos de barro? ¿Me quedaría bien un parche en el ojo? Estas eran las preguntas que me hacía mientras esperaba en la larga cola a que abriesen las puertas del cine, achicharrándome bajo un sol de 15.000.000 de grados.
Cuando por fin llegaron Lundgren, Statham y Van Damme, yo ya estaba sentado cómodamente en mi butaca, disfrutando del aire acondicionado de la sala. Había una cámara fuera, así que podíamos ver en la gran pantalla cómo llegaban las estrellas y el vergonzoso acoso de los fans, siempre a la caza y captura de un autógrafo o de una foto que subir a su Facebook. La paciencia de los actores para soportar con buena cara tanto agarrón y tanto grito me parece admirable. Supongo que dormir sobre una pila de dinero hace el trago más fácil.
Van Damme fue, con diferencia, el más animado de los tres actores, un auténtico showman. Fuera del cine, deleitó a los aficionados y a la prensa ejecutando sus características patadas altas (muy chulo hasta que vino un asistente a limpiarle el sudor con un pañuelo), y dentro de la sala, dio el cante tras la presentación de la película bajando de un salto del escenario del antiguo teatro en lugar de usar las escaleras. Fue quien se llevó más aplausos. Statham se hizo montones de fotos con las chavalas (el tío no le importaba sujetar él mismo la cámara, pero la mayor parte de las veces se dejaba fuera de encuadre), y Lundgren demostró que haber vivido 12 años en Marbella no son suficientes para distinguir a españoles de latinos.
El negro no es Terry Crews, sino un traductor pésimo que trajo Aurum. Somos el tercer mundo. |
Obviando la presencia entre el público de una imponente hembra humana esculpida por las máquinas del gimnasio y del típico gilipollas que no se calla ni debajo del agua, eso es todo lo que merece la pena contar de la premiere que tuvo lugar en Madrid. Tomáoslo como un plus. Es igual de gratis que el resto de mi crítica.
Y ahora hablemos de Los mercenarios 2. Salvo que no hayáis visto los tráileres, no creo que os destripe nada, así que podéis leer sin cuidado.
El argumento es tan simple como el abecé, y el guión no tiene ni un solo giro. Es una línea recta de principio a fin.
Después de una alucinante misión de rescate que recuerda a los prólogos de las pelis de James Bond, pero con la acción y la violencia elevadas a la enésima potencia, Bruce Willis encarga una nueva y, en principio, sencilla misión a Stallone y su "psicótica pandilla de imbéciles": recuperar una caja misteriosa de un avión estrellado. Sin embargo, las cosas nunca son tan fáciles como parecen, y cuando se preparan para regresar a casa con la misión cumplida, aparecen el villano y sus sicarios, les arrebatan la caja y se cargan a uno de los miembros del equipo a sangre fría.
Stallone y compañía se marcan entonces un nuevo objetivo: "buscarlos, encontrarlos y matarlos". Igualito que mi vecina con la plaga de hormigas que tiene en su piso.
Y ¡ay de quién se meta con su bigote medio Winnfield! |
Creo que la forma más eficiente de transmitiros mi opinión sobre la película es repasando antes brevemente mis impresiones sobre la primera parte. Y por rápida quiero decir más fácil para mí.
Los mercenarios se estrenó en 2010 y cosechó suficiente éxito como para que la secuela se diera por supuesta. Stallone se rodeó de viejas glorias del cine de acción, eligió como fiel compañero a uno de sus mejores relevos, y recuperó con acierto el sabor a hostias del celuloide de los años ochenta y noventa, aprovechando los medios actuales para actualizar la cinta y hacerla más fresca. A los fans les gustó, la mayor parte de la crítica entendió lo que pretendía ser, y el filme triplicó su presupuesto en taquilla. Todos éramos conscientes de sus defectos, y en el fondo sabíamos que con otros actores, jamás le hubiéramos disculpado la torpeza con la que estaban rodadas algunas escenas; pero las secuencias que no había grabado y editado un cafeinómano epiléptico, las frasecitas chisposas y, ¿cómo no?, la escena de Sly, Arnold y Willis juntos compensaban todo lo malo que pudiera achacarse a la cinta.
Lo mismo puede decirse acerca de Los mercenarios 2; pero aunque no hay nada nuevo bajo el sol, el equipo técnico, a las órdenes del director Simon West, ha conseguido mejorar enormemente la fórmula que tan bien funcionó en la primera parte, y ello sin abusar de ella hasta el punto de convertirla en parodia, una frontera que no siempre es fácil de respetar.
Los mercenarios 2, ahora con el sello de aprobación de Leonardo da Vinci. |
La acción es brutal e imparable, y confirma que Simon West no ha perdido ni un ápice de la fuerza y contundencia que demostró en su debut como realizador y que ha mantenido en casi todos los proyectos en los que ha participado, desde Con Air: Convictos en el aire hasta The Mechanic.
Explosiones, tiroteos, peleas cuerpo a cuerpo… todo lo que un aficionado al cine de acción puede desear se lleva aquí al extremo, y hay más muertos en la secuencia de introducción de Los mercenarios 2 que en toda Commando. Los niveles de testosterona son tan altos que ni siquiera parecen naturales, y da la impresión de que Stallone no es el único que se inyecta hormonas de crecimiento humano; esta película también lo hace.
Y por supuesto, ya podéis olvidaros de los defectos que empañaban la acción de la primera parte. Se acabó el intuir lo que está sucediendo. Parece que, aunque poco a poco, Hollywood va aprendiendo de sus errores.
Otro póster. Son más fáciles de buscar que las capturas de pantalla. |
La acción es cojonuda, espero haber dejado eso claro; pero, ¿qué sería del cine de acción sin diálogos memorables para aliviar la tensión? Yo mismo os respondo: se convertiría en cine de acción asiático, que puede ser bueno, pero también es distinto. Por suerte, las frases lapidarias y las ocurrencias geniales son tan profusas que incluso me extraña que no añadieran una pista de risas enlatadas.
Aparte de chistes de nueva manufactura, la película apela también a la nostalgia del espectador por las viejas estrellas del cine acción para arrancarle más de una sonrisa. Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis prácticamente rompen la cuarta pared con sus diálogos auto-referenciales, y hay una alusión más que evidente a los famosos o infames, según a quién preguntéis, Chuck Norris Facts, con el sonado retorno a ritmo de western de McQuade, el lobo solitario (aunque aquí se llame Booker, como en Los valientes visten de negro).
Deberían regalar un ejemplar de este libro con cada entrada. |
Así pues, y resumiendo, tenemos grandes dosis de acción y mucha diversión; pero, ¿hay algo más? Bueno, si por "algo" entendéis una buena historia, personajes que evolucionan, o alguna clase de mensaje moral o social, la respuesta es no. La ausencia de estos elementos es deliberada y la película no necesita más de lo que tiene, porque está construida sobre los sólidos cimientos que representa la fama de su reparto. Los protagonistas son quienes son y la mayoría está ahí por lo que ha sido.
Todos los rostros conocidos de los mercenarios vuelven a reunirse en esta secuela, con excepción de Mickey Rourke, al que no le sentó bien que la productora diera por sentada su participación sin consultarle primero y que considera que ya le devolvió a Sly el favor que le hizo dándole un papel en Get Carter cuando estaba tirado en la cuneta. Stallone y Statham siguen cargando con el peso de la película, sin grandes cambios en su dinámica, aunque ahora se tomen más el pelo; Lundgren regresa convertido en una divertida caricatura de sí mismo (recordad que el sueco es licenciado en ingeniería química y que obtuvo la beca Fulbright para estudiar en el Instituto de Tecnología de Massachusetts); Jet Li hace gala de sus habilidades marciales a pesar de tener un papel casi anecdótico, ya que tenía otros compromisos en Hong Kong; y aunque Crews y Couture ven reducido su tiempo en pantalla en beneficio de los cuantiosos cameos, es difícil imaginarse a este grupo de soldados de fortuna sin ellos.
También hay rostros nuevos en el equipo, y me alegra poder decir que tanto Nan Yu, que trabajó con Lundgren en Deudas de sangre, como el cuñado de Elsa Pataky, que interpreta a un francotirador infalible, se compenetran adecuadamente con sus compañeros. No están metidos con calzador, y teniendo en cuenta que hay una falta desconcertante de topless femeninos (se ve que en los ochenta era más fácil que una escena se desarrollase en un club de striptease), la presencia femenina se agradece especialmente.
Por último, el bando de los buenos se complementa con un trío de bestias prehistóricas: Schwarzenegger, Willis y Norris. Ninguno decepciona y su papel va bastante más allá del mero cameo, interviniendo en algunas de las mejores secuencias del filme y haciendo honor a sus respectivas leyendas.
En el bando contrario, Van Damme da vida a Jean Vilain, el malo de la función (sí, el villano se llama Vilain, y no, no ignoran este capricho del guionista), y a diferencia de Eric Roberts, su formación marcial también le permite hacer las veces de jefe de la última fase, dándole un buen par de patadas voladoras a Stallone antes de que nuestro héroe botulínico le dé su merecido.
Scott Adkins, que ya había coincidido con el belga en El patrullero: Patrulla fronteriza y Assasination Games, interpreta a su lugarteniente, un matón sin escrúpulos ni personalidad que, al menos, está mejor aprovechado que Gary Daniels en la primera parte.
Todos estos actores aportan su carisma, presencia y buen oficio a unos personajes escritos en piloto automático, y de no ser por ellos, ahora estaría reprochando a Richard Wenk y a Stallone las lagunas e incoherencias del guión, en lugar de limitarme a poner esta película por las nubes. Además, si buscáis otro tipo de opinión, creo que tendréis que preguntarle a alguien que no haya crecido entre los ochenta y los noventa. De hecho, os lo recomiendo. A mí desde luego me gustaría saber qué piensa alguien para el que todos estos nombres no significan nada.
Parafraseando a Indiana Jones, la mayoría de ellos son una pieza muy importante, deberían estar en un museo. |
Llegados a este punto, poco me queda que añadir. Hubo aplausos, hubo risas… y me contagié del gran ambiente que había en la sala. Si la viera otra vez, probablemente mi cerebro tendría algo más que decir al respecto; pero lo cierto es que si uno consigue mantenerlo en hibernación la hora y media que dura la película, disfruta mucho más.
Por todo ello, estoy convencido de que los aficionados al género recibiréis Los mercenarios 2 con el entusiasmo de un niño que visita por primera vez Disney World..., pero no uno de esos niños que se echan a llorar en cuanto quieres que se monten en una atracción y que se esconden detrás de ti cuando ven acercarse a un tipo disfrazado del pato Donald, sino esos rubios y sonrientes que aparecen en las fotografías de las agencias de viajes y rezuman ilusión casi hasta el punto de dar grima.
Si os gustó la primera parte, esta os va a encantar.
Se hacía esperar la crítica.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de verla, la uno me encantó, ver a tantas estrellas juntos era inevitable, es como cuando anuncian un cameo en una serie (sobre todo en animación)eso hay que verlo sí o sí. El efecto nostalgia va a llevarnos a muchos al cine otra vez. Creo que iría verla aunque solo salieran todas esas bestias leyendo el guión (aunque supongo que no hay mucho que leer).
No tenía ni idea sobre el titulo de Dolph Lundgren, no debemos dejarnos llevar por las apariencias. No sé si la habras visto pero Van Damme emociona, y convence, en JCVD, pelicula que relanzó su carrera y por eso me extrañó que no saliese en The expendables 1.
Iré el dia del estreno y a disfrutar como un enano.
Yo tambien tengo ganas de echarle un vistazo a esta peli, ya que me gustó la primera parte, ya se supone que el guión no va a ser un prodigio de introspección argumental, pero el hecho de ver juntos a los grandes del cine de accion palomitera de los 80-90, que tan buenos momentos nos dieron, en su última aparición estelar, antes de dejar paso a las nuevas generaciones, vale su peso en oro.
ResponderEliminarPor cierto, llamadme tiquismiquis, pero se tiene que hacer una parodia de la última cena en toda pelicula, serie, comic o lo que sea, medianamente conocido?? las primeras veces que se hizo era un concepto original y divertido, pero tras 4000 adaptaciones como que ya ha perdido un poco la gracia XD
Desconfío del gusto de la generación actual, aunque también, si la mayoría de las series que no me gustan tuviesen como personajes recurrentes a los héroes ochenteros fijo que las vería... y serían mis favoritas. Moraleja: Tampoco confío en mi gusto.
ResponderEliminarA mí la primera me pareció muy MEH. ¿Me gustará esta, o escribiré un artículo llamado Los MEHrcenarios 2?
ResponderEliminarMixtli1984: Hay bastante diálogo, más que en la primera parte diría yo. Un 90% de bromas y frases sentenciosas, eso sí. JCVD me pareció algo aburrida.
ResponderEliminarSabiduría Inmunda: Carteles que copien el cuadro de la última cena de Da Vinci solo recuerdo otros dos: el de Perdidos y uno de La guerra de las galaxias, que no era oficial.
LacraESECEFE: Confía en mis gustos entonces, si te atreves... Risa diabólica.
Un tipo con boina: A usted es que solo le gusta hacer sangre y hablar de Tom Waits, ¡malvado!
No, pues hay la tira de esas parodias por internet: de los Simpsons, Battlestar Galactica, Supermario Bros, South Park, Superheroes, Matrix, Quentin Tarantino, House, zombies devorando a Jesucristo etc etc... Practicamente buscas en google cualquier tema + la última cena y te lo encuentras ya realizado XD
ResponderEliminarLo de que en la tercera salga un gemelo de Van Dame me ha matado XD.
ResponderEliminarAún no se si la vere. Me apetece una cosa ligera y bestiaja como esta, pero me da una pereza brutal ir al cine hoy en día (aún tengo pendientes Brave y Prometeus... y es probable que no acabe viendo ninguna de ellas).
Esta es una película que merece la pena ver en el cine si hay buen ambiente en la sala.
Eliminarde hecho uno de los motivos por los que cada vez voy menos al cine es por la cantidad de veces que me he encontrado que me han jodido la película, y no hablo ya de un grupillo de adolescentes o de niños pequeños, es que personas normales o viejecillos te joden las películas igual... muy triste.
EliminarYa casi que suelo ir al estreno, se suele congregar una cantidad notable de gente que quiere ver las películas y se respetan estas bastante.
A ver:
ResponderEliminar1) La acción muy bien rodada, el mayor error de la primera fue bournizar las secuencias de hostias y aquí se ha corregido.
2) El tema "Chascarrillos" creo que se acerca peligrosamente a la autoparodia excesiva, con ese intercambio loco de coletillas legendarias entre Arnold y Bruce y el Chuck Norris Fact.
3) Bruce Willis me dio miedo y no en el buen sentido. Está viejo, flaco y cadavérico.
4) Rourke no es el único que cae, también falta Steve Austin.
5) MUY MAL el reducir a Lundgren a un patán que lo hace todo mal. Es el Clouseau del grupo y no tiene ni redenciónal final. (Por cierto, ¿de verdad crees que Lundgren duerme sobre una montaña de dinero?)
6) Si van a seguir con más secuelas deberían pensar en meter guiños finales a la resurrección del villano de turno, por seguir acumulando en la siguientes en vez de sustituir. Eric Roberts es un tío de la hostia y me habría encantado verle en ésta.
7) Eché MUCHO de menos a Solans doblando a Sly, pero la enfermedad es la enfermedad.
8) Lo que más me dio que pensar es cómo la algarabía por los cameos parece justificar o al menos maquillar decisiones de guion objetivamente horribles, de suspenso, intolerables hasta para el cani que va al cine a follar a oscuras. Un ejemplo sacando de la ecuación las caras famosas: un grupo de supermercenarios está teniendo dificultades para abatir a sus enemigos y de pronto aparece como caído del cielo un personaje del que JAMÁS se nos ha hablado o sugerido su existencia, que meta a todo el mundo, dice dos chorradas y desaparece para apenas asomar la cabeza al final. ¡En realidad es terrible! Pero no es que lo perdonemos voluntariamente, ¡es que no nos lo planteamos! ¡Todo es fiesta, jolgorio, Chuck Norris Facts y juerga!
1) Es que Sly siempre estará mejor delante de la cámara que dirigiendo. Los guiones deberían revisárselos más a fondo, pero al menos les pone un poco de corazón.
Eliminar2)Opinio que hay autoparodia de los personajes, pero no de la película. No es como, ¿qué sé yo?, las sagas de Evil Dead o Pesadilla en Elm Street, aunque la primera más bien se cambió de género.
3) Sí, a Willis se le ve jodido. No sé si habrá tenido algún problema personal, o si solo es que se hace mayor.
4) Steve Austin palmaba en la anterior, ¿no? La verdad, ya no me acuerdo.
5) Sí, a mí me chirrió un poco que no fuese él quien les sacase de la cueva aquella, pero al menos no es un Crews o un Couture, y tiene algo interesante que hacer con el papel. En su caso, lo de la montaña de dinero sería una licencia artística por mi parte. Tanta peli directa a DVD no me dice pasta a raudales, no.
6) Van Damme regresará como el gemelo bueno.
7) Yo la vi en versión original subtitulada, y cada uno tiene una voz muy... suya. Ya me enteraré de cómo suena el nuevo Sly/De Niro cuando compré el DVD.
8) Sí, es mejor disfrutar y no pensar en absoluto.