4 de enero de 2024

'Conan: Lord of the Mount', de Stephen Graham Jones (2023)

A mediados de 2021, Titan Books, que, si lo decís muy rápido, suena como Titanlux, anunció su colaboración con Conan Properties International para publicar una nueva serie de obras basadas en los personajes de Robert E. Howard, incluidos Kull, Solomon Kane, Agnes la Negra y, cómo no, la estrella de la ficción howardiana: Conan el bárbaro.

Dos años y pico más tarde, en septiembre de 2023, la editorial británica, en colaboración con Heroic Signatures, inició la publicación, en formato digital y con periodicidad mensual, de relatos cortos protagonizados por dichos personajes bajo el sello "Leyendas Heroicas" (The Heroic Legends). El primero de esos relatos es Conan: El señor de la montaña (en el inglés original, Conan: Lord of the Mount), de Stephen Graham Jones.

Según afirma la propia editorial, esta colección pretende capturar la "energía electrizante" de las historias cortas de Robert E. Howard. Sin embargo, si este relato fuera representativo de lo que puede ofrecer la colección, me temo que esta apenas captaría los rasgos más superficiales de los relatos que escribió Howard. Por suerte, no es así, ya que hay más energía electrizante en un calcetín recién salido de la secadora que en este relato.

De la tríada fundamental que conforman argumento, tema y estilo, son estos dos últimos elementos los que elevan la ficción de Robert E. Howard por encima de la de otros autores del subgénero de espada y brujería. En las historias de Conan, la contraposición entre civilización y barbarie es el eje central, y la prosa tiene una cualidad lírica altamente evocadora. Algunos dirán que el escritor texano era demasiado denso a la hora de escribir descripciones y que su estilo peca de florido, pero para mí es el equivalente a que un cómic de Conan esté embellecido con las tintas de Alfredo Alcalá o Ernie Chan. Son palabras con textura.

Este relato, en cambio, no es más que una aventurilla narrada llanamente, sin filigrana alguna, en la que a Conan se la meten doblada y acaba en unas ruinas indeterminadas enfrentándose a un par de monstruos. Y ya está. No hay más que rascar.

Para aquellos que estéis familiarizados con los cómics de la etapa Marvel original de la colección Conan el bárbaro, el relato recuerda a las historietas de un solo número que firmaron Charles Santino y Val Semeiks en la primera mitad de 1989, antes de la entrada en barrena de la colección. Te da lo mínimo que le pides a un relato de espada y brujería, pero no va más allá. Es olvidable.

Casualmente, justo una semana después de leerme Lord of the Mount, y sin acordarme siquiera de quién lo había escrito, empecé a leerme la novela Mi corazón es una motosierra, que reseñé en esta entrada. Ahora he caído en la cuenta de que el autor es el mismo y me cuesta encajar que ambas obras las escribiera la misma persona. Mi corazón es una motosierra toma los clichés de las películas del subgénero slasher y hace con ellos algo diferente e interesante. En cambio, Lord of the Mount toma los clichés del subgénero de espada y brujería, y no hace nada remotamente interesante con ellos.

Obviamente, la extensión de una novela frente a la de un relato corto da más margen para construir una obra sólida y atractiva; pero este en concreto es tan desaborido que parece mentira que Titan Books lo escogiera para abrir su colección de libros basados en los personajes de Howard. Desconozco si Graham Jones presentó la premisa de su relato a Titan Books porque estaba realmente interesado en Conan o si, por el contrario, trabajó en él por encargo, por aquello de que todo el mundo tiene que pagar las facturas. Por desgracia, tiene pinta de lo segundo. 

En definitiva, como relato corto de espada y brujería, cumple. Como relato de Conan, se queda a medio gas.

Valoración: ★★

2 comentarios

  1. Parece que la maldición de los autores que no pueden repetir la esencia de Conan ataca de nuevo. Y precisamente del autor de quien inicialmente dije en su entrada respectiva que no me interesaba mucho "Mi corazón es una motosierra", pero estaba cambiando de opinión cuando escuché reseñas igualmente buenas de su otra obra "El único indio bueno". Quiero pensar como tú, que este tropiezo fue solo por hacer algo para pagar cuentas. También espero que las siguientes entregas los autores estén más implicados, porque la serie promete y sería una lástima que termine siendo derivativa y solo sostenida por la nostalgia.

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    1. Los dos relatos siguientes son mejores. Ninguno está a la altura del mejor Howard (él tampoco se libra de tener churros en su bibliografía), pero funcionan bien como historias de Conan.

      En cualquier caso, estoy contento de que exista esta colección. Es lo más parecido a lo que debió de ser leer los relatos de Howard en las revistas pulp de la década de 1930.

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