¿Qué probabilidades diríais que hay de que viva más de cien años? Lo digo porque, en este preciso momento, a 14 de febrero de 2024, necesitaría vivir sesenta y dos años más para terminar de recapitular Marmalade Boy. Y eso suponiendo que no se me pudra antes el cerebro, lo cual es inevitable si sigo viendo esta serie. ¿Debería hacer como el difunto Robert Jordan con La rueda del tiempo y empezar a buscar a alguien que continúe mi labor? No sé si odio tanto a nadie como para hacerle eso, la verdad.
Sea como fuere, seguidme en redes sociales y manteneos atentos para obtener respuestas a estos interrogantes. Las tendréis antes del día de San Valentín del año 2086.
Hoy nos toca repasar el decimocuarto episodio de la serie, titulado Capacidad para amar. Tú no le convienes a Yuu. Lo poco que recuerdo claramente del episodio anterior es que Ginta confesó a Miki que su noviazgo con Arimi era un embuste para provocarle celos. También recuerdo que, después de verlo, tuve que bajar a comprar paracetamol y que luego lloré desconsoladamente en la ducha. Pero eso no es relevante, sino rutinario. Hace mucho tiempo que acepté el riesgo que esta serie (o sucesión de imágenes sacadas del catálogo de mis peores pesadillas) conlleva para mi salud mental. En cierta manera, podría decirse que soy un héroe.
No, héroe no. La palabra que buscaba era mentecato. Eso es, mentecato. También me valen cretino, necio, zote, lerdo... Pero será mejor que no malgaste mi repertorio de insultos antes de recapitular, que seguro que al final me faltan.
Los lectores habituales ya sabéis que los episodios de Marmalade Boy suelen empezar con Miki reviviendo los conflictos o traumas ocasionados por los eventos más recientes de su vida, que rara vez se remontan más de un episodio. Es toda la información que su cerebro de gorgojo de la patata puede retener. Sin embargo, en este caso, quien nos evita el engorro de revisitar lo sucedido anteriormente es Meiko, la mejor amiga de Miki, que, antes de acostarse, le está escribiendo una disculpa por haberle dicho que quizá Ginta le convenía más que Yuu.
"P. D.: El señor ese tan pintoresco que recapitula los episodios de nuestra serie ha revisado su entrada sobre la película Tygra: Hielo y fuego de arriba a abajo . Deberías leerla". |
Meiko oye un coche detenerse a la entrada del casoplón en el que vive con su familia y se asoma por la ventana para ver quién puede ser a estas horas de la noche. Un hombre del que solo vemos la silueta sale del vehículo, y la silueta de una sirvienta le da la bienvenida con una reverencia.
—Qué extraño —dice Meiko—. Es como si ese señor ya hubiese estado antes aquí.
Si entendéis de qué narices está hablando, es que tenéis una mente preclara y quizá deberíais trabajar para el F.B.I. investigando casos paranormales con Mulder y Scully. Pero, si ahora mismo estáis boqueando como un pez con la esperanza de que llegue el oxígeno suficiente a vuestro cerebro para alcanzar alguna conclusión lógica, aclararé que el hombre que acaba de llegar es el padre de Meiko.
Sabiendo eso, por favor leed la frase de nuevo. ¿Tiene ahora algún sentido? No. Pero, una vez visto el episodio, es evidente que es su padre, así que el problema debía de estar en la traducción. Por lo tanto, hice lo que cualquier persona con un desprecio absoluto por su tiempo libre haría en mi situación: grabé la pista de sonido original en japonés, la cargué en un transcriptor de audio y luego subí el texto a un traductor. El resultado fue este:
"Vegeta está tan mal que no puede moverse. No creo que haga falta acabar con él. Dejaremos que se muera solo".
Luego me di cuenta de que había cargado el archivo de audio equivocado. En realidad, la frase original, traducida del japonés, es esta:
"Qué extraño. Esta noche ha vuelto a casa".
No es una frase de la que se desprenda de manera incuestionable que el recién llegado es el padre de Meiko, pero al menos tiene sentido y no parece la interpretación del lenguaje humano que haría un alienígena del planeta X.
SuvmeH 'ej charghmeH bogh tlhInganpu'. |
En los episodios anteriores, han sido pocas las ocasiones en las que he podido empatizar con Miki (no digamos ya simpatizar), pero admito que, en este episodio, cuando se levanta a primera hora de la mañana para ir al instituto sin haber pegado ojo, me siento representado. Yo también preferiría quedarme hecho un ovillo debajo del edredón antes que afrontar otro día laborable.
Eso sí, lo que Miki preferiría evitar no es la rutina deshumanizante del trabajo, sino las absurdas complicaciones de su vida amorosa, porque, ¡sorpresa, sorpresa!, sigue sin saber cómo resolver la furuminga que tiene montada con Ginta y Yuu.
Furuminga es una palabra que existe. Buscadla en el diccionario.
¿Creéis que la serie planteará un conflicto diferente para su protagonista antes de que yo me habitúe a las revisiones de próstata o seguirá erre que erre con el mismo dilema hasta que esté tan sobado como una pastilla de jabón al final de su existencia? Si conocéis la respuesta y es esperanzadora, por favor compartidla conmigo. Si no, mejor no me digáis nada. Con ver esta serie, ya estoy al borde del barranco metafórico que me separa de la angustia existencial. Lo último que necesito es un empujoncito.
Podría ser yo un lunes cualquiera, solo que mis sábanas no son tan cucas. |
Fuera de su dormitorio, en el rellano, Miki se cruza con Yuu, que le da los buenos días con normalidad, porque su cerebro, a diferencia del de ella, es al menos aparentemente funcional.
Yuu, no has dicho nada sobre lo de ayer, piensa Miki mientras Yuu baja las escaleras. Me hubiese gustado que dijeses algo. A veces no sé qué te pasa por la mente y me hace sentirme una tonta.
Conozco a mucha gente con baja autoestima, pero no tan baja como para pensar que son tontos por no haber desarrollado poderes telepáticos. Creo que Miki está siendo demasiado dura con ella misma.
Lo que no quita para que le desee que se caiga por las escaleras.
Por desgracia, aunque lo desee muy fuerte, yo tampoco tengo ninguna clase de poder psíquico.
¡Las zapatillas de Miki tienen camuflaje termo-óptico! ¡Es igual que Ghost in the Shell! |
Más tarde, en clase, el profesor Namura anuncia que va a escribir algo muy importante en la pizarra y pide a los alumnos que lo copien. Viniendo de él, apuesto a que NO será una lista de razones por las que las relaciones entre los docentes y sus estudiantes, sobre todo los estudiantes menores de edad, deberían estar prohibidas (recordatorio para los más despistados: Namura sale con Meiko desde que ella tiene 15 años y él 23).
Una de las alumnas le pregunta si lo que va a escribir entrará en el examen final, y Namura le contesta que hay muchas posibilidades de que sea así.
—Bueno, luego diréis que no me enrollo —añade.
De tan "enrollado" que es casi me provoca un aneurisma cerebral. Hacedme un favor: después de cumplir cinco lustros, jamás utilicéis la jerga juvenil para haceros los modernos, no delante de los chavales. Si no les avergüenza, lo más probable es que se mofen de vosotros. Para compensarlo, podéis utilizar palabras como "lustro" o "mofarse", que son más adecuadas a vuestra franja de edad.
Una segunda alumna dice en voz alta que "Na-chan" es su profesor favorito, y otro compañero la imita, lo que provoca que Namura se ponga colorado y proteste de guasa. Todos, incluido el propio Namura, se echan a reír.
Yo no me río, pero de repente tengo unas ganas tremendas de encender cerillas.
Vergüenza deberían darle otras cosas. |
Sin embargo, hay alguien dentro del aula que no participa del jolgorio general. Es nuestra amiga Meiko, que permanece muy tiesa y en silencio en su pupitre mientras rememora una cita que tuvo con Namura en un acuario (el recinto destinado a la exhibición de animales acuáticos vivos, no una pecera).
En sus recuerdos, Meiko señala a un pez tropical que está dando vueltas en círculo y dice que se parece a Namura, "siempre tan serio y tan responsable".
Me ha quitado las palabras de la boca. Desde luego, a serio y responsable no le gana nadie. Esas son las cualidades irrebatibles que han llevado a Namura a salir con una alumna menor de edad y a hacer el pazguato delante de sus alumnos. Lo tengo claro.
—Y ese —continúa Meiko, señalando ahora a un pez más chico que sigue la estela del pez más grande—, ese pequeñito de ahí se parece a mí, intentando con todas mis fuerzas alcanzar a mi profesor.
Esto es tan triste y deprimente que no me ocurre nada gracioso que decir para romper el hielo.
¿Veis al pescado mohíno que pasa de largo? Ese soy yo. |
Namura apoya su mano en el hombro de Meiko, y ella entrelaza sus dedos con los suyos. Me alegra comprobar que hacen sus mejores esfuerzos para mantener en secreto esta relación. Las muestras públicas de afecto deben de ser para despistar.
Namura se pone serio (ahora de verdad) y dice que le han comunicado que próximamente será el tutor de la clase de Meiko. Ella se pone más contenta que unas castañuelas, pero Namura le dice que no es una buena noticia, porque eso significa que tendrán que dejar de verse. Aunque no termina de expresarlo, es evidente que ha tomado nota de que su relación con Meiko es inapropiada, así que esta será su última cita.
Por fin alguien pone un poco de cordura en...
—Al menos hasta que te gradúes —añade Namura.
Ah, claro, porque para entonces ella ya tendrá diecisiete años. Mucho mejor. Es totalmente diferente.
—Pero hoy todavía estamos juntos —dice Meiko, apoyándose en él.
No hay ni un solo episodio de esta serie que no sea un emético audiovisual. Mi flora intestinal está bajo mínimos.
Añadir circulitos de color pastel no lo hace menos turbio, pero buen intento, serie. |
A todo esto, ¿la protagonista de Marmalade Boy no era Miki? Algo debe de haberme sentado mal, porque empiezo a echarla de menos.
Pero no hay motivo para preocuparse, porque Miki is in da house. Para ser precisos, está en la misma aula que Meiko, y acaba de recibir un mensaje de Ginta. Me gustaría puntualizar, sobre todo para los que tengáis menos de treinta años, que el mensaje no lo recibe por WhatsApp en su teléfono móvil, sino en un papelito doblado que llega hasta su mesa gracias a las prodigiosas leyes de la mecánica, en pleno funcionamiento desde 1687.
La nota, con caracteres japoneses, dice:
"Oye, ya he hablado con Arimi".
O, para ser precisos, eso es lo que la voz en off de Ginta dice que pone en la nota. A mí me da la impresión de que el mensajito tiene demasiados caracteres como para decir solo eso, pero no voy a indagar en este punto. Si invirtiese mi tiempo y esfuerzo en traducir cada frase del doblaje que me genera desconfianza, me quedaría sin las fuerzas necesarias para sobrevivir al peso de la estulticia que me ha caído encima con esta serie. Una comprobación baldía por episodio es suficiente.
Veo a Chispita, ¿pero dónde están los gorilas? |
Satoshi, el estudiante cuyo nombre tengo que consultar cada año y cuya orientación sexual es una de las mayores incógnitas de la serie, entra en la biblioteca en busca de Meiko.
—¡Akizuki! —la llama.
Si ya me cuesta lo mío aprenderme los nombres de los personajes y recordarlos de un año para otro, no esperéis que haga también el esfuerzo de aprenderme sus apellidos. Este en concreto he tenido que buscarlo en Google para asegurarme de que el muchacho se estuviera refiriendo a Meiko y no, por ejemplo, al buque destructor insignia de la Armada Imperial Japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Nunca descarto ninguna posibilidad, sobre todo si es absolutamente ridícula.
Satoshi no encuentra a Meiko por ninguna parte, pero ve a Yuu preguntando a la bibliotecaria por un libro de arquitectura. No tomé nota del título, pero vamos a decir que es Dibújame una casa: Ideas de arquitectura para crear y colorear.
La bibliotecaria le dice que no tienen ningún ejemplar. Por suerte, Satoshi sí tiene uno. Ahora bien, no se ofrece a traérselo a Yuu al instituto para prestárselo, sino que le dice esto:
—Si quieres, puedes venir a verlo a casa.
Sutil, ¿verdad?
Yuu, cuya homofobia latente se manifiesta siempre que aparece Satoshi, piensa que menudo peligro tiene el chaval y, sin darle ocasión de continuar la conversación, se escaquea como una anguila.
¿El menú de Satoshi incluye ostras y caracoles? Lo descubriremos algún día. Supongo. No es que sea asunto mío ni me importe. |
Miki, vestida con un modelito para jugar al tenis la mar de coqueto, cruza los jardines de Versalles a la carrera. Según dice para sus adentros, llega tarde a entrenar porque se ha retrasado haciendo los deberes. Esto evidentemente es un comentario crítico acerca de la presión que sufren los estudiantes japoneses. Es un hecho bien conocido que, en Japón, la carga académica de los alumnos es tan alta que muchos acaban sonados y con una percepción distorsionada de la realidad. Por ejemplo, la autora del manga en el que se basa esta serie.
Una voz familiar llama a Miki y, cuando se detiene para ver quién es, ve a Arimi esperándola junto a un árbol.
—¡Es una trampa! —grita el almirante Ackbar en alguna parte. Pero Miki no puedo oírlo.
Arimi ya está al tanto de que Ginta se fue de la lengua, y ha venido a pedir perdón a Miki por el enredo. Y quien dice pedirle perdón dice argumentar que Miki debería darle las gracias, porque ahora ya sabe lo que quiere.
¿Miki? ¿Saber lo quiere? Sería la primera vez. De hecho, cuando empecé a recapitular esta serie, yo mismo no entendía el concepto de tomar indecisiones, y, gracias a ella, ahora me siento como si tuviera un máster en la materia.
Nuestra protagonista tampoco lo entiende y responde que ahora está mucho más confusa, así que Arimi se lo explica mejor:
—Me refiero a que ya sabes que te gustan los dos: Yuu y Ginta. ¡Y parecías tonta!
Acabáramos. Teníamos la solución delante de nuestros ojos todo este tiempo y no la habíamos visto, ni siquiera cuando pusieron "Me gustan Yuu y Ginta" en el título de un episodio.
¿Por qué elegir cuando puedes quedarte con todos y formar un harén?
Es para pensárselo al menos. Además, si algo me ha enseñado la serie Bastard!!, es que tener un harén es un paso esencial para dominar el mundo. Y, en el fondo, ¿no es eso lo que desean todas las chicas?
Para tu información, el término correcto es "harén reverso". Consúltalo, monina. |
Por si lo anterior os ha sabido a poco, Arimi admite que es posible que Miki también le haga tilín a Yuu. Según ella, Yuu siempre ha sido más cerrado que un banco en domingo; sin embargo, cuando está con Miki, se le ve distinto, incluso relajado, como si acabara de cagar después de estar tres días estreñido.
Es curioso, porque a mí Miki me provoca el efecto contrario. Yo sé que es un personaje ficticio y, aun así, he tenido que constituir una empresa solo para poder desgravarme los gastos en todo el papel higiénico que necesito para limpiar la mierda que vierto por la boca cada vez que veo uno de estos episodios. ¡Y me sale a cuenta!
Miki, apuradilla, le responde a Arimi que eso es porque Yuu y ella son familia.
Antes de que yo pueda exclamar: "¡Ajá! ¡Sabía que tenía razón! ¡Incesto!", Arimi replica que no les une ningún lazo familiar; solo viven bajo el mismo techo y ni siquiera están registrados como familia.
Si de alguien me creo que esté lo bastante tarada como para consultar el registro civil, es de Arimi.
—Quizás tú le gustes a Yuu —reconoce Arimi por segunda vez, al borde del llanto—, pero yo no pienso consentirlo, porque está claro que tú no le convienes. ¡Yo le quiero solo a él! ¡Y de eso he estado siempre segura! Pero tú no haces otra cosa que vacilar constantemente... ¡Y él no se lo merece! ¡Por eso no dejaré que te salgas con la tuya!
La andanada de acusaciones golpea a Miki con tal potencia dramatúrgica que se le eriza el cabello y se le cae la raqueta. ¡El ataque de Arimi ha sido superefectivo!
Miki tiene la barra de vida tiritando. |
Pero el culebrón no acaba aquí, qué va. De hecho, los violines están a punto de elevar el melodrama a niveles a los que ni siquiera un compositor ruso con cirrosis hepática avanzada podría aspirar.
Después de dejar a Miki hecha un flan, a Arimi se le llenan los ojos de lágrimas y corre hasta la puerta del edificio principal del instituto en busca de Yuu.
Sin importarle que la mitad del alumnado los esté observando como si ambos acabaran de bajar de un platillo volante, Arimi se arroja al pecho de Yuu y, estallando en doloroso llanto, se sincera con él:
—¡Te quiero! ¡No he podido olvidarte! ¡Haz algo, Yuu! ¡Ayúdame!
Qué bochorno, por favor. ¿Seguro que no se la puede espantar con un pulverizador lleno de agua? Con los gatos funciona.
Yuu se queda callado y ni siquiera parpadea. Es tan inamovible e imperturbable como el tope de una puerta. También tiene la misma personalidad.
Pero aunque ayudar al prójimo o a la prójima no esté en su lista de tareas del día, no pasa nada, porque ya se ocupa Arimi de ayudarse sola. Con las mejillas como la cascada del Sorrosal, la chica peliturquesa echa los brazos a los hombros de Yuu y le planta un beso sostenido en los morros.
Os mentiría si dijese que puedo ver esta escena sin apartar la mirada. No sentía tanta vergüenza desde que vi..., bueno, el episodio anterior. No obstante, me lo voy a tomar como una buena señal. Si me hubiera vuelto completamente tarumba, no sentiría nada en absoluto. Y si siento vergüenza, significa que aún me aferro a la poca cordura que me queda. Eso sí, el hilo es tan fino que podría utilizarlo para pasármelo entre los dientes.
Me consuela comprobar que las escobas aún respetan la ley de la gravedad. |
En la emisión original, aquí es donde entraba la pausa publicitaria, supongo que para que al espectador le diera tiempo a recuperarse de la impresión ocasionada por la última escena, aunque no sé yo si los cinco años que voy a necesitar de terapia podrán condensarse en unos minutos.
A la vuelta de la publicidad, Miki reflexiona sobre lo que le ha dicho Arimi. Hasta repiten buena parte de la escena, no vaya a ser que la demencia nos haya agarrado fuerte durante los anuncios y ya nos hayamos olvidado de lo que acaba de pasar.
Los dos son totalmente diferentes y me atraen por distintos motivos, piensa Miki. Los dos me preocupan. Los dos me gustan. Así es como en realidad me siento. No puedo evitarlo.
Insisto: harén, que rima con requetebién.
Mientras tanto, a la sombra de uno de los pabellones del jardín, unas compañeras cotillean sobre lo que ha pasado entre Arimi y Yuu.
—Todo era tan emocionante. Parecía un culebrón de la tele —dice emocionada una de ellas.
Me da en la nariz que el beso de Arimi va a ser la comidilla del instituto hasta que aparezca por allí alguna de las bestias mecánicas del Dr. Infierno y empiece a destruirlo todo a su paso. Supongo que entonces los estudiantes empezarán a tener preocupaciones de verdad.
Las chicas ven a Miki pasar por allí y la llaman para contarle lo que se ha perdido. Ella se toma la noticia con serenidad. Serenidad relativa, quiero decir. Después de todo, estamos hablando de Miki, la reina del drama. ¿Qué digo reina? ¡La emperatriz del drama! ¡La madre de la desdicha! ¡La diosa de la tragedia! En una sola palabra: Miki.
Como de costumbre, la realidad se altera a su alrededor y, sin mediar un "hasta luego, Lucas", Miki se aleja a todo correr mientras oye ecos de la voz de Arimi y se le aparecen imágenes fantasmales del beso que ni siquiera ha presenciado. Pero al menos esta vez no hay espirales púrpuras a la vista. Cuando hay espirales púrpuras es cuando hay que preocuparse.
Todo normal por aquí. |
Perfectamente normal. |
Yo lo intento, pero así no hay manera. |
Por cierto, aprovecho para recordaros que si queréis ayudarme a mantener el blog, si os gusta y queréis apoyarlo, solo tenéis que concentraros muy fuerte y desearme ánimo. Sé que os encantaría cubrirme de oro, pero no tengo Patreon, Ko-Fi ni nada que se la parezca. Ahora bien, podéis dejarme un comentario. Así sabré que hay alguien al otro lado de la pantalla y no pensaré que todas las horas que dedico a perpetrar estas entradas son un desperdicio de mi tiempo. Bueno, lo pensaré igualmente, pero al menos me consolará saber que otros han invertido su tiempo en leerlas. Mal de muchos...
La siguiente escena transcurre varias horas más tarde en un bar. Si, por alguna extraña razón, estáis tomando nota de los locales de la serie, este bar en concreto se llama "Bar". El día que tocaba escribir este episodio, pasaron lista en el estudio de animación y la originalidad no estaba presente.
Y, aun así, fijaos si el nombre del bar les pareció significativo que lo tienen puesto por triplicado a la entrada:
Hay que ver lo que cunde un máster en diseño, identidad visual y creación de marca. |
Dentro del local, sentados en la barra, encontramos al profesor Namura, a su colega Momoi (a quien, si no me equivoco, vimos por primera y única vez en el episodio 9, aunque casi seguro que me estoy columpiando, porque la única comprobación que he hecho ha sido buscar su nombre en mi blog) y a Kijima, el dueño de la tienda de ropa y/o cafetería en la que Yuu trabaja a tiempo parcial (al que vimos también en el episodio 9 y, anteriormente, en el episodio 5).
El numerito de Arimi con Yuu ha corrido como la pólvora, y ambos profesores comentan que sus alumnas estaban alborotadas en clase. No es para menos. Si a mediados de los noventa, los chavales hubieran tenido cámaras de tropecientos megapíxeles y no tablillas de piedra, y si hubieran existido las redes sociales en lugar de los pregoneros, ese drama habría sido el meme de la semana en internet. O al menos de un par de días.
Momoi comenta que Miki ha faltado al entrenamiento, y todos atan cabos si necesidad de añadir nada más. En efecto: el mayordomo es el asesino.
Kijima le pregunta a Namura si no hará algo al respecto, ya que Yuu y Miki están en su clase.
—Este problema solo les incumbe a ellos —contesta el aludido—. En estos casos, el profesor debe limitarse a ver cómo se desarrollan las cosas, sin intervenir.
A nadie puede sorprenderle que el profesor que está liado con una de sus alumnas abogue por una política de intervención mínima.
Momoi admite que Arimi y Miki le dan envidia, porque han sido sinceras con ellas mismas y sus sentimientos. Recordemos que Momoi está enamorada de Namura, así que lo que acaba de hacer es lo que en psicología se conoce como "proyectar". Yo no soy psicólogo, pero si pensáis que el intrusismo me preocupa, considerad que tengo cuarenta tacos y llevo más de una cuarta parte de mi vida hablando de una serie dirigida al público femenino adolescente.
Kijima, que intuye los sentimientos de la mujer, le dice que todos deberíamos ser sinceros con nuestros sentimientos.
—Sí, podría intentarlo —dice Momoi, lanzándole miraditas de reojo a Namura.
Aunque todo este intercambio es tan sutil como el terremoto de magnitud 7,8 que asoló la costa occidental de Hokkaido el 12 de julio de 1993, Namura se hace el longuis y apura su copa. Con mantener una relación romántica con una adolescente ya tiene bastante.
Según mi tesis doctoral, el subtexto del episodio es que los trabajadores japoneses tienen un problema con el alcohol. Mi tesis solo está en mi cabeza. |
En casa de los Koishikawa-Matsuura, encontramos a Miki en su dormitorio, sola y a oscuras, sentada al borde la cama y abrazando cariacontecida a su osito de peluche.
Mientras, en su propio dormitorio, Yuu mira por la ventana, ensimismado.
Sus pensamientos son una incógnita para nosotros.
Elegí un mal día para dejar de oler pegamento. |
¿Cuántos robles roería un roedor si los roedores royeran robles? |
En el casoplón de los Akizuki, el panorama es algo menos apacible. Oímos romperse un cristal en alguna parte y luego vemos a Meiko escuchando a escondidas a sus padres.
Os garantizo que el siguiente diálogo no ha sido alterado:
—¿Por qué tienes siempre que estar bebiendo?
—¿Siempre? ¡Siempre que estás en casa! ¡Dos veces al año!
—¿Qué pasa ahora?
—¿Qué quieres decir?
—¿Qué ha pasado con esa chica con la que estabas? ¿Es que te ha dado la patada?
—Puede ser. Pero tú también deberías tener cuidado para que no te deje ese mocoso al que mantienes.
—¡No es un mocoso, es mi amante!
—¿Es que no tienes la más mínima vergüenza?
La madre que me parió... ¿Se puede saber en qué momento he dejado de ver una comedia romántica para crías y puesto Historia de un matrimonio? ¡Esto es horripilante! ¿Dónde están las caritas graciosas y los diálogos risibles? ¿Por qué nadie me advirtió de que había un corpúsculo de drama genuino en esta serie?
No me extraña que Meiko no soporte más la situación y salga corriendo de casa. De aquí a convertirse en una supervillana hay un paso.
Seamos positivos: no se ha caído y desnucado al bajar las escaleras. |
Namura acompaña a Momoi hasta la puerta de su edificio y, por el camino, bromea sobre lo carrozas que son, a lo que ella responde, entre risas, que si eso la convierte entonces en una diligencia. Este es oficialmente el momento en que, para mí, murió el humor.
Cuando llegan al portal, Momoi da las gracias a Namura por acompañarla y, con el rostro ruborizado y los ojos titilantes, le pregunta si quiere subir a tomar algo. Supongo que no necesitáis que os traduzca lo que eso significa, pero digamos que las intenciones de la profesora no incluyen el consumo de ningún refrigerio.
Namura, con la mayor inocencia del mundo y sin titubear ni un ápice, le dice que aún tiene que preparar la clase de mañana, y rechaza la invitación amablemente. ¡Es George Constanza en el episodio 4 de la segunda temporada de Seinfeld!
Meiko, que debe de estar al borde de la deshidratación de la llorera que le ha entrado, llega al piso de Namura y aporrea la puerta, suplicando que le abra.
El profesor llega justo en ese momento y le pregunta, muy circunspecto, qué hace aquí a estas horas. No, si todavía le preocupará lo que puedan pensar sus vecinos más que los sentimientos de la pobre chica... Ojalá le caiga un piano de cola en la cabeza. Un piano de cola con cien kilos de dinamita dentro.
Meiko le responde que no aguanta más en casa y se arroja a los brazos de Namura en busca de consuelo.
Debo de estar escribiendo esto en alta mar, porque siento náuseas.
Y eso no es lo peor. Acabo de pisparme de que cuando Namura le dijo en el acuario que tendrían que dejar de verse, se refería a que tendrían que dejar de verse en público. No estaba cortando con ella, solo estaba obligándola a ocultar su relación. No hay ni un átomo de ética en sus células.
La verdad, no sería mal momento para que despertase el ángel de la Antártida y provocase el Segundo Impacto. |
Un año más, un episodio más. Ya solo quedan... un montón.
Lista de episodios: |1| |2| |3| |4| |5| |6| |7| |8| |9| |10| |11| |12| |13| |14|
Furuminga. Voy a incorporar este vocablo a mi lenguaje diario. Gracias.
ResponderEliminarDe nada. Esa era mi misión.
EliminarEscuche una cosa, caballero: no puede ser que cada año, llegados a este punto, sea capaz de escribir cosas que mejoren al episodio anterior. Diré que si tuviese usted un kofi de esos insertaba el gif de Fry con los billetes.
ResponderEliminarDicho esto... Esta serie fue, es y será turbia. Gracias por recordarlo. Y por lo que vendrá... MUAHAHAHS [trueno y círculos en el ambiente]
Honestamente, no sé cómo lo hago ni por qué funciona, pero el día que deje de hacerlo, espero que me aviséis. Gracias.
EliminarTengo una idea loca, puedes recapitular dos capítulos por año y así solo te hará falta vivir 36 años más, me parece más factible. Si cuentas seis meses, la próxima recapitulación te toca el 14 de agosto.
ResponderEliminarFallos fragantes en la traducción se pueden achacar a una IA, aunque la traducción de esta serie sea de una época anterior, la culpa continúa siendo de la IA
Es verdad, Furuminga existe y tiene sinónimos tan poco usados como carajal, trapisonda, berrodo, margallate, margayate y tamal, toma nota para próximas entradas.
¿Qué te impide comprarte unas sabanas con corazones y gatos con pajarita? O unas zapatillas a juego con tu suelo.
Yo siempre había usado "harem" y veo que las dos variantes están aceptadas. Nunca podré agradecer suficiente a Marmalade boy el conocimiento que me proporciona.
¡Ánimo! Piensa que leer tus entradas de Marmalade boy me hace feliz. Ahora tienes que valorar si mi felicidad es un desperdicio de tiempo, teniendo en cuenta que también tengo otras muchas fuentes de felicidad en mi vida. Bueno, tampoco tantas.
El "Bar" me ha recordado a los bares de Mortadelo como Bar Tolo, Bar Baridad, Bar Eto, ¡qué recuerdos!
¿Hay alguien que no esté enamorado de alguien en esta serie?
Creo que puedo vivir 36 años más, pero no sé si en esas condiciones merece la pena. Lo consulté anoche con la almohada y también se muestra reticente al cambio.
EliminarY nada me impide comprarme unas sábanas como las de Miki, salvo que no tengo claro si lo que tiene dibujado son gatitos u ositos.
¿Porqué recapitular solo 2 episodios al año? Si hace un episodio cada mes puede acabar en 5 años. ¿Qué importa más, la salud mental del tipo de la brocha o nuestro T.O.C. queriendo ver como acaba? /S
ResponderEliminarA un episodio al mes, esto terminaría en tres meses, que es cuando me moriría del asco.
EliminarVengo a comentar por primera vez, porque leo el blog de cuando en cuando y nunca te digo nada, pero es que lo descubrí hace justo un año precisamente por el episodio correspondiente de Marmelade Boy, que acabé llorando de la risa (por supuesto, la veía en mi adolescencia). Me tuve que leer el resto de reseñas de la serie del tirón y me duró el descojone semanas.
ResponderEliminarAsí que nada, mil gracias por las risas
De nada. Pásate a comentar cuando quieras. Mi ego es minúsculo, pero nunca se cansa de los comentarios.
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ResponderEliminarHay tanto que comentar de esta entrada que he tenido que ir tomando notas para que no se me olvide nada.
a) Me has liado con las fechas. Preguntas si se puede vivir más de cien años y luego dices que necesitarías vivir setenta y dos. ¿Dedicarás los ventiocho restantes a reseñar Marmalade Boy R y Marmalade Boy GT?
b) Yo de pequeño era team Ginta y tenía un wallpaper de Miki (hecho por mí con el Paint). Me gusta pensar que con los años me he vuelto más sabio y selectivo con las cosas que me gustan, pero héteme aquí.
3) ¡Ánimo!
7) Otra de números: llamas "carroza enrollado" a Namura, pero dices que empezó a salir con Meiko cuando tenía veintitrés años y ella quince. Y luego nos enteramos de que aún no ha cumplido los diecisiete, así que la regla de los cinco lustros no aplica.
fthang) La palabra "cariacontecido" se menciona un par de veces. No es una crítica, es solo para demostrar que estoy atento.
lamasimportante) Llevo casi un año esperando la ocasión de poder preguntar si a nadie más Twilight de Spy x Family le recuerda a Yuu en su sosa e introspectiva perfección, en un foro en el que alguien sepa quién narices es Yuu.
PD: He vuelto a leer la entrada de Tygra y es tronchante, jajaja, te has superado a ti mismo.
PPD: Es mentira, no la he leído, solo entré e hice scroll para ver los gif picantones.
A ver si puedo resolver tus dudas:
Eliminara) La serie tiene 76 episodios y hemos repasado 14, por lo que quedan 62 pendientes; de ahí la cifra de 62 años (que no 72). Aunque pueda dar otra impresión, no tengo cero años, así que para recapitular los 62 episodios que faltan tendría que superar la barrera de los cien.
7) Namura, hasta donde yo sé, ya ha cumplido 25 en este momento de la serie; si no, está a punto de cumplirlos. De todos modos, la recomendación era para mis lectores, no para un personaje de ficción que me provoca úlceras duodenales.
fthang) "Cariacontecido" es una buena palabra. Pero también me gusta "mohíno". ¡Cambio realizado!
lamasimportante) No estoy familiarizado con Spy x Family. Mis conocimientos sobre manga y anime son limitados. Supongo que es por mi paladar tan selecto, que solo se queda con lo mejor. No hay más que ver esta entrada.
No sé si duraremos 100 años o no (bueno, sí que sabemos, pero no viene al caso hacer spoilers), pero lo cierto que la entrada respectiva se ha convertido en una tradición que ha logrado que espere el día 14 con ilusión. Dejémoslo en que se cumpla unos 50 años más y ya después veremos. Y ten por seguro que cada vez sin falta desperdiciaremos nuestro tiempo no solo en leer, sino incluso en releer las desopilantes aventuras de nuestros sosainas japoneses favoritos. Sobre todo porque la parte de risa es prácticamente de tu contribución exclusiva.
ResponderEliminarCon vivir 62 años más llegamos. ¿Aceptas el reto?
EliminarPara no abusar, podemos dejarlo en 60 años. Aceptado pues. :)
Eliminar¡Feliz San Valentín! Espero que este nuevo periodo te traiga cosas estupendas :) Yo estoy convencida de que, para que las niñas de los 80 no nos quisiéramos parecer a Meiko ignorando a Miki, Meiko tenía una relación chunga y de alguna manera esta situación la hacía ver "mala" por el embolado en el que estaba metida (por no hablar de lo de sus padres) porque ella era maja y guapa, y Miki era tremenda, yo vi ya de mayor algún culebrón de esos de TVE y eran más ligeritos que el drama de nuestra Miki.
ResponderEliminarGracias por la traducción del japonés, estoy convencida que en el momento yo pensé que Miki había decidido ignorar a sus padres y a sus nuevos padres por el foursome que tenían montado. Me encanta leerte, he estado a otras cosas estos meses así que feliz de volver... tengo que retomar tanto :D
Gracias. Las cosas estupendas nos las traemos nosotros mismos o, si somos afortunados, los que nos rodean. A estos hay que intentar no espantarlos.
EliminarCada año lo leo con más ganas...
ResponderEliminarYo creo que podría ser que la autora, en un giro final de los acontecimientos, en el ultimo capitulo descubra que Miki tiene un derrame cerebral y por eso es así?
Yo abogaba en Twitter por una revisión mensual de capitulo. Esta es una labor que ha de ser terminada, piensalo Brocha!
Pensado. No.
EliminarDios. El mejor día del año sin duda. Me parto con estas entradas. Hay que seguir, TDLB. Esto no puede llegar un día en el que de repente cortes y se acabaron las entradas de MB en San Valentín. Mucho ánimo y un abrazo.
ResponderEliminarCortaré cuando los achaques me impidan escribir o recobre el sentido común. No parece que nada de eso vaya a ocurrir de forma inminente.
EliminarSeñor Brocha, ya es hora de aceptar que pese al muy buen contenido del blog, las entradas sobre Marmalade Boy son lo que hace que los lectores se animen a comentar con más ganas, y que dichas entradas se conviertan en la casa del jabonero (donde el que no cae, resbala).
ResponderEliminarÁnimo, llegaremos todos juntos a superar el siglo de existencia.
Hay entradas con más comentarios, pero desde luego estas son populares. Es lo que tiene haberlas convertido en un evento. Mi talento para el marketing apenas está aprovechado.
EliminarPor fin el acontecimiento del año que eclipsa la gala de los Óscar!
ResponderEliminarEs probable que nos hagan un descuento en el psiquiátrico si nos ingresamos todos a la vez.
Otro año que acabo llorando con la entrada... Esta vez no sólo de risa, sino por recordar que en su momento yo también hice un Constanza. Aún me pego golpes en la cabeza.
Muchas gracias por tu sacrificio anual. Que sepas que al comenzar febrero cada año espero con más ganas la entrada.
¿Risa? Estas entradas son muy serias, caballero. Y recuerda: no hay Constanza que por bien no venga.
EliminarTe sigo hace tiempo pero es la primera vez que comento. Gracias por sacrificar tu salud mental para que nosotros nos riamos.
ResponderEliminar¡Espero que no sea la última!
EliminarHice bien en dejar este blog en marcadores y aquí estoy un año más ✌️
ResponderEliminarMi san Valentín se ha parecido un poco al de la profesora Momoi pero viendo las relaciones disfuncionales del resto de personajes (incesto, infidelidad, estupro) aún tendré que alegrarme porque podría haber sido peor. Al menos estoy aquí pasando un buen rato y se me hace más amena esta fecha.
Recuerda que siempre puede ser peor. Podría llover.
EliminarAquí uno nuevo que viene de Twitter. Lo de nuevo es un decir porque soy tan viejo que Marmalade Boy me pilló en el insti. Veterano de los comments de Virucom como media parroquia por aquí supongo. Me has hecho el día con esto 😆😆😆
ResponderEliminar¡Bienvenido! No me he molestado nunca en mirar cuántos lectores he llegado a compartir con viruete.com (además, pasé por otros dos blogs antes de abrir este), pero no te cortes en hacer las comprobaciones que estimes oportunas.
EliminarYo estaré contigo hasta el final, aunque tenga que meterme en la nevera junto a Walt Disney para aguantar hasta el 2086.
ResponderEliminarVamos a estar los tres muy apretaditos.
EliminarLa madre que parió a esto, no me deja logarme para comentar, y así una semana.
ResponderEliminarPensar que cuando empezaron estas entradas yo tenía pareja, y desde la cuarta ando alone... Al menos estas entradas, me hacen celebrar algo el día señalado.
BAR
Borrachos
Altamente
Reconocibles.
Título correcto, por eso solo pone el acrónimo en los carteles.
¿Que Miki no ha presenciado el beso y se lo imagina? ¿Cuando han funcionado las leyes de la lógica en esta serie? Además, entre el pelotazo del primer episodio, y el pelotazo del entrenamiento de tenis, las 2 neuronas cachondas que tiene por cerebro están funcionando como pueden. Es decir, peor de lo normal, que ya es decir.
Lo de comentar me pasa hasta a mí. Generalmente es por las cookies de marras. Muchas gracias por el esfuerzo. Todo comentario suma.
EliminarMe encantan tus entradas sobre todo cuando haces reviews de series míticas con tanto humor, o cuando hablas sobre masters del universo tengo pendiente de ver Revolución que parece que ha calmado a los haters de revelación aunque a mí me gustó revelación.
ResponderEliminarVoy ahorrarte sufrimiento al final de la serie de Marmalade boy todo es un sueño de Antonio Resines y de Victoria Principal que han tenido el mismo sueño y van a terapia sobre soñar varios años en una sola noche.
Qué final más predecible, ¿no? Me esperaba algo más en la línea del descubrimiento de seres interdimensionales.
EliminarYo disfruté más de Revelación que de Revolución, pero nunca llueve a gusto de todos. Por otro lado, también es verdad que a veces llueven misericordias cuando más secas están las esperanzas.
Ay, Sr. Brocha... como decía una de las hermanas de Marge en uno de los primeros capítulos de la serie, cuando aún molaba, "no creas...un espectáculo tan malo por fuerza tiene que tener algún valor educativo" . Aunque sólo sea para educarnos en lo chalada que está la gente que hace y consume estas cosas, allá en el Japón (y no tan lejos).
ResponderEliminarRecuerdo que vi algún que otro capítulo suelto de la serie en su día, cuando la daban por La Dos, y aunque yo apenas había salido de la adolescencia, me parecía ya espantosa a múltiples niveles. Con todo, me parecía mejor que Bola de Dragón y todas esas otras series para machotes, que eran igual de tontas y lo único que hacían era darse guantás desde que nacían hasta que morían. Y luego se iban al otro mundo, y seguían allá arreándose por lo fino: en la variedad está el gusto. En las series de chicas sólo había colorines pastel y relaciones humanas malsanas y moralmente cuestionables.
En fin, señor mío, usted hace que esta cosa tan mala sea hasta buena, y se agradecería ver alguna reseña más, pero si esto va a ir en detrimento de su salud física, mental y emocional, ni se lo plantee.
Como fan de Bola de Dragón y algunas de "esas otras series para machotes", diré una cosa: me darían mucho menos juego que Marmalade Boy para escribir este tipo de entradas.
EliminarSaludos señor brocha. Un año mas a mantenido su palabra y a sacrificado su cordura a cambio de nuestras carcajadas, sugiero se replantee sus prioridades, por su propio bien.
ResponderEliminarAdemas debo informarle, con pesar, que sus reseñas no acabaran en 2086 puesto que tambien existe "Marmalade Boy the movie" que a modo de precuela cuenta un oscuro suceso, que explica cierto beso de cierto personaje.
Sin esa reseña nos dejara a todos sumidos en la ignorancia y en la confusion y por lo tanto tomaremos decisiones equivocadas que acercaran nuestra civilizacion a un tragico final.
Dudo que esas sean sus intenciones, asi que asumo que en 2087 pondra toda la carne en el asador para dar un digno final a esta serie.
Gracias por su esfuerzo, su sufrimiento es nuestra alegria.( aunque dicho asi queda muy sadico).
Y después de repasar la película, también podría comprar la serie y el manga episodio a episodio, ¿qué te parece? Solo necesito meterme en formol cada noche para conservarme mejor. Es cosa hecha.
EliminarSólo puedo decir "Aaaaaaasúcaaaarrrr". O coma diabético. Por la glucosa y por la toxicidad.
ResponderEliminarMe he reído muchísimo leyéndote. Gracias :)
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